sábado, 27 de abril de 2013

Condiciones para mejorar el sistema educativo

Según el último informe McKinsey, los sistemas educativos que mejoran comparten ocho características que creo que merecen divulgarse y debatirse. Incluyo los hallazgos y un breve comentario y os animo a dejar vuestras impresiones al final de la entrada:

1) Un sistema educativo puede mejorar significativamente en las pruebas externas en menos de seis años independientemente de su punto de partida. Dejando al margen la obsesión por esas evaluaciones con exámenes que ya rozan lo enfermizo, esto debería animarnos: con acciones decididas y no erráticas y un rumbo firme y sin vaivenes, en poco tiempo se pueden ver los resultados, sin aludir siempre al pésimo nivel cultural español o al franquismo como excusas. Eso sí: seis años son más de una legislatura, y los políticos deben legislar para un posible rival, no para el titular de mañana

2) Para mejorar un sistema se puede alterar la estructura, los recursos y la metodología, lo más efectivo es lo último. Justamente en este país se hace al revés, solamente se toca la estructura, cambiando cursos e itinerarios, sin la estabilidad necesaria, y jamás se alteran los procesos docentes, por mucha TIC o plan de mejora que se implante.

3) Cada nivel de mejoría necesita intervenciones únicas. Dejemos por tanto de mirar a Finlandia, que no está en nuestro estadio, y analicemos sistemas más similares en resultados y problemáticas

4) El contexto determina cómo deben implantarse los cambios. Aquí, con el café para todos, no se mira el contexto y la autonomía sirve solamente para clasificar centros, no para innovar o experimentar con métodos alternativos más eficaces

5) Sin formación del profesorado y revisión de los curricula no se producen mejoras. Aquí el único debate curricular es sobre las horas de las materias y sobre si quitamos o añadimos asignaturas.

6) La autonomía favorece la mejora en los niveles superiores. No estamos allí, pero se habla solamente de esa autonomía que además no es real, ¿leerán la bibliografía especializada nuestros dirigentes o es que hacen lo contrario adrede?

7) Un cambio en el sistema de dirección impulsa reformas en los centros. Pero el modelo no está claro: ¿quién selecciona a esos directores? ¿Debe primar un modelo empresarial en educación? ¿Cómo evitar el amiguismo en la confección de plantillas pero pudiendo adaptar los requisitos a las necesidades del centro?

8) Estabilidad de plantillas y de dirección en los colegios. En los institutos más complicados se produce una auténtica huida y un rosario de bajas (ahora menos por las amenazas de no cobrar, pero aun así demasiadas). No se incentiva la estabilidad ya que no hay oposiciones regulares, los traslados son opacos, los contextos difíciles no se premian.

Diversos países ya están aplicando estos consejos, en diferentes continentes y situaciones sociales. Supongo que nosotros seguiremos aprobando y derogando leyes educativas con cada cambio de gobierno.

4 comentarios:

Juliiiii dijo...

¡Hola!

Muy interesante la entrada. "Condiciones para mejorar el sistema educativo". Imagino que un estudio de estas características queda alejado del marco de la nueva ley Wert (y digo Wert cuando quiero decir cualquier ministro de educación en los últimos, al menos, diez años), lo cual habla de los verdaderos intereses por que nuestro sistema educativo mejore. Lo único que interesa es adoctrinar, como bien clarito dejó Esperanza Aguirre antes de pasar a una segunda línea política.

Después de esta (repetitiva) introducción, me voy a detener en varios puntos:

1) (Un sistema educativo puede mejorar significativamente en las pruebas externas en menos de seis años). Creo que en Madrid, al margen de que este tipo de pruebas son una pérdida de tiempo y de dinero, se ha visto que una vez conoces el modelo de preguntas, es sencillo trabajarlas en años posteriores. ¿Eso quiere decir que nuestros niños son mejores ahora? Exceptuando el caso de Primaria, donde al parecer el nivel de lectura ha mejorado, lo dudo mucho, pero oye, a nivel estadístico qué bien queda.

2) (Para mejorar un sistema se puede alterar la estructura, los recursos y la metodología, lo más efectivo es lo último). Me gustaría que expertos en educación de cualquier país pudieran venir a explicarnos (lo uno con el punto 5) (Sin formación del profesorado y revisión de los curricula no se producen mejoras) cualquier modelo distinto y que se pudiese intentar llevarlo a la práctica. Ya que estamos ahora con el rollo de los centros especializados, no estaría mal que algunos se especializaran en probar modelos alternativos en lo metodológico. Sería una especie de centros-laboratorio, de proyectos-piloto, con seguimiento de las inspecciones, asesoramientos y reflexiones periódicas.

4) (El contexto determina cómo deben implantarse los cambios). Este apartado es el que casi nadie se detiene. No es lo mismo dar clase en zonas acomodadas que en lugares próximos a la exclusión social (cada vez en mayor avance; de hecho, con las nuevas medidas cualquier centro público corre el riesgo de ir a parar a eso). En este sentido, una medida que podría resultar polémica pero que tiene que ver con la poca importancia que le damos al sistema gratuito educativo, no estaría mal proponer una mayor implicación de las familias. Si unos padres no se interesan por la educación de sus hijos (no asisten a reuniones, no aplican medidas para que sus hijos estudien o se comprometan en términos de conductra), el docente no tiene nada que hacer. ¿Y cómo conseguir que un padre de alumno absentista se ocupe de que eso no vuelva a pasar? Imponiéndole multas, por más que suene a antidemocrático (claro que mejor sería por las buenas).

7) (Un cambio en el sistema de dirección impulsa reformas en los centros), relacionado con el 8) (Estabilidad de plantillas y de dirección en los colegios). En este país, que tiende siempre al enchufismo, al dedismo y al chanchulleo, esta medida provoca temor, y más cuando los directores parece que van a ser seleccionados por las delegaciones territoriales de educación, que seguirán las directrices de nuestros prevaricadores dirigentes (en el sentido de que lo que las condiciones que imponen a la pública no las exigen a los centros concertados). En un marco ideal, sería conveniente que los directores pudieran seleccionar a los mejores profesionales y que se tendiese a proyectos a más largo plazo.

Enrique Sánchez dijo...

La autonomía de los centros es una de las claves de la mejora. Algo que ya tiene la enseñanza concertada y privada, y que resulta muy difícil en la enseñanza pública.

http://www.otraspoliticas.com/educacion/eficiencia-y-rendicion-de-cuentas

http://www.otraspoliticas.com/educacion/el-pacto-necesario

eduideas dijo...

Gracias a ambos por los comentarios. Juliiii, estoy de acuerdo con lo de los centros piloto en experimentación, cito por ejemplo los colegios de la XarxaIES (El Roure Gros y el Institut de Sils) como modelos posibles. Otros posibles cambios empezaban con alterar el horario tradicional, como reseñé en http://eduideas2.blogspot.com.es/2009/10/el-horario-de-clases.html

Lo que falta ahora es atreverse a probar las recetas que parece que funcionan a pequeña escala en nuestras aulas

Toni Solano dijo...

Tu entrada y el comentario de Juliii se complementan de tal modo que resulta difícil añadir más. Me quedo con la idea de que sin un cambio metodológico no se puede mejorar. Hoy por hoy, es lo que me resulta más difícil de alcanzar -por motivos que provienen de distintas causas y agentes-.