viernes, 6 de diciembre de 2013

Necesitamos más optativas

La LOMCE centraliza el currículum y quiere detallarlo más, con las peleas consabidas entre asignaturas que la han precedido. Los estudios, como comentaba en la entrada anterior, sugieren que los colegios eficaces van en la línea contraria, decidiendo qué quieren impartir (respetando unos mínimos) a base de proyectos u optativas.

Esas optativas y franjas libres tendrían que ocupar el grueso del horario en la ESO. Antes no, puesto que se trata de sentar unas bases y no se pueden no dar según qué contenidos (aunque sí se pueden trabajar los centros de interés) y después, por desgracia, las clases están marcadas por la selectividad y su rigidez. Pero en secundaria se puede innovar mucho más porque se trata de enseñanza básica, se tienen cuatro cursos por delante, la adolescencia es la edad más jugosa para la experimentación ya que ellos mismos están descubriendo quiénes son y pueden crearse los cimientos de nuevas aficiones y vocaciones.

Para no aumentar el salto con el bachillerato, demasiado amplio actualmente, tendrían que compaginarse esos itinerarios personales con unas horas de conocimientos comunes que ayudasen a seguir los cursos superiores, los imprescindibles, que no son tantos.

Pero como siempre, desde arriba se obstaculiza cualquier intento de innovar: horarios rígidos que no permiten mover demasiado asignaturas entre cursos o departamentos, visión decimonónica de las materiasd ligadas a carreras universitarias, discurso pedagógico competencial oficial pero pruebas y exigencias de actas en contradicción con él, excesiva burocracia para conseguir un proyecto integrado y pegas desde inspección, profesorado inestable que impide consolidar líneas diferenciadas en cada instituto, competencia desleal de la privada y concertada que sí puede ofrecer franjas optativas costosas, materiales online bendecidos por consejería que siguen la estela de los libros de texto más rancios....

Así la cosas, los deseos de salirse del estrecho marco de la tradición de cada asignatura depende de las ganas del profesor por hacer más trabajo o de las horas de fin de trimestre donde se "juega" a lo que no se puede hacer en el curso ordinario.

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