Ha salido una sentencia que prohíbe a los padres educar a sus hijos en casa, homeschooling, a diferencia de lo que ocurre en Estados Unidos, donde un grupo creciente de familias opta por no llevar a sus hijos al sistema escolar reglado, básicamente por motivos religiosos; algunos, los que aquí también optan por la educación al margen de la escuela, porque denuncian que la escuela es una fábrica que no ayuda a estimular la creatividad o virtudes de los niños, y abogan por un modelo cercano a la escuela libre.
Seguro que esos padres están mucho más concienciados que la media y harían un gran trabajo pero me alegro de que se vete esa opción, los riesgos me parecen mayores que los posibles beneficios. ¿Por qué creo que incluso una mala escuela es mejor que una no-escuela?
- Me parece importante el contraste de puntos de vista; aunque debe optarse por un centro escolar en la línea ideológica de la familia, siempre habrá matices que enriquecerán la visión del mundo del estudiante; en la escuela verá muchos profesores con dfierentes maneres de pensar, igual que en la sociedad
- La socialización no es la misma porque realizar actividades formativas (y no solamente lúdicas) crea unos vínculos importantes
-Debe haber un mínimo de conocimientos compartidos como garantía de unidad social, aunque luego cada persona amplíe por su cuenta o incluso los rechace
-Todavía necesitamos acreditaciones y profesionales: los padres no pueden dominar todas las materias al mismo nivel que los expertos ni siempre dominan la manera de transmitirlos (es cierto que muchos profesores tampoco, pero ése es otro debate)
¿Qué pensáis vosotros? ¿Es una buena decisión esta sentencia?
2 comentarios:
Además de por motivos ideológicos y personales, las familias que apoyan este modelo de enseñanza arguyen, como dices, razones pedagógicas. En este sentido, aseveran que los centros educativos no atienden a la diversidad: las ratios están masificadas, el material que preside las aulas es el libro de texto, se diagnostican patologías con excesiva laxitud, no se desarrollan capacidades básicas (la publicación de los resultados del In forme PISA les ha valido para escudarse en ello), la formación docente y los contenidos curriculares son muy cuestionables…. Ni hay que generalizar ni estoy de acuerdo con algunos de sus argumentos, pero pienso que la Administración y los equipos educativos tendrían que tomar nota de las quejas más extendidas, reflexionar e intentar subsanar los errores detectados. Por otra parte, me gustaría saber si los que se quejan de que se les anule este “derecho” poseen las competencias precisas para reparar todas las trabas que denuncian. Los docentes han de pasar una oposición; pero a ellos, ¿cómo y quién los evaluaría? ¿Existirían medios que verificasen periódicamente que se proporciona una educación correcta y completa?
Coincido con tu opinión, a mi juicio esta filosofía aporta más desventajas que beneficios; la familia debería complementar la educación escolar, pero no suprimirla. Finalmente, y aunque soy consciente de la enorme responsabilidad que exige educar, me pregunto cuántos han analizado este dilema con ojos de niño.
Aldara, gracias por tu extenso comentario. Comparto que el homeschooling debe ser un motivo de alerta para los institutos, algo no funciona cuando padres conscientes quieren que sus hijos se eduquen fuera de las aulas. Pero efectivamente, los padres no cuentan siempe con preparación certificada, entre otros muchos peligros. Creo que debemos alegrarnos de la sentencia
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