jueves, 29 de mayo de 2014

Historia y política

Tras las elecciones muchos alumnos trasladan lo que oyen en sus casas a clase y hay que parar según qué comentarios o debates que pueden desembocar en estériles conflictos. La política entra entonces en el aula. En los libros, la tendenciosidad abunda. Los profesores matizan con sus comentarios las noticias de actualidad. La política, de nuevo en el aula.

¿Se puede echar la política de las clases? ¿Se debe hacerlo? Creo que hay que huir del adoctrinamiento pero es fundamental una cierta formación política. No puede ser que los alumnos no sepan ni qué partidos hay, que desconozcan las claves del sistema electoral, que sigan tan poco las novedades. Esto es carne de extremismos desinformados. En una época de crisis como la actual, tener una opinión formada es fundamental entre el ruido mediático y nuestros estudiantes deberían tenerla.

Quizá en sociales debería hacerse más énfasis en cómo funcionan los sistemas y explicar las bases y orígenes históricos de lo que tenemos ahora, en vez de tanto énfasis en los cambios de época, fechas, guerras y demás. La historia es el primer paso para entender el presente, pero no con la historia que se obliga a memorizar actualmente.

lunes, 19 de mayo de 2014

La formación de verano

La reducción de los cursos de verano corre en paralelo a la disminución de la oferta formativa oficial (el FIC o formación interna en algunos casos ha ido bien pero en la mayoría es una auténtica chapuza), lo cual choca con las proclamas sobre los profesores como eje del cambio. También es cierto que un cursillo de una semana no cambia nada si no hay compromiso de aplicación en el aula, si únicamente hay que asistir y aguantar horas, si eso no se hace desde la complicidad con el resto del claustro.

Como ya argumenté, creo que habría que contar con unas horas de formación en el horario anual del profesor, para que las gestionase como creyese conveniente sin perjudicar al centro, de manera que haya diferentes posibilidades formativas y no todas se concentren en los mismos diez días de julio, lo cual no tiene sentido porque entonces las entidades compiten entre sí en vez de coordinarse por atender a todas las necesidades (hay muchos cursos similares y temáticas que no aparecen nunca). Además los cursos veraniegos, por experiencia, suelen ser una lotería, algunos muy buenos, muchos no tanto.

Y por supuesto diferenciando líneas: no es lo mismo un curso de actualización sobre la materia que uno sobre herramientas tic, y ambos deben tener su espacio y contar para sexenios y tramos formativos (veremos cómo quedan en el nuevo estatuto docente). Quizá habría que establecer un macro itinerario temático con diversos módulos de diferente duración e intensidad, para formarse pues por desgracia se pasa del cursillo semanal al máster sin apenas transición.

Lo que es evidente es que hay que intentar aprovechar la menguante oferta veraniega, por si también sufre nuevos recortes.


sábado, 10 de mayo de 2014

Profesores, redes, innovación

Respecto al uso de Internet en las clases (real, en proyectos), se pueden distinguir fácilmente diversos tipos de profesores:

1) Los maestros de la red: los mismos nombres que vemos siempre en twitter, blogs, congresos, encuentros. Los que comparten generosamente sus materiales y se animan entre ellos porque son rara avisa en sus centros. Los que actúan de modelo y prueban cosas nuevas sin cesar.

2) Los admiradores: acuden a cursillos, siguen a los primeros, pero no acaban de decidirse a hacer ellos algo igual por miedos diversos (no valgo tanto, tengo muchos alumnos, no tengo tiempo, en mi centro eso es inaplicable, no controlo esa herramienta...)

3) Los excursionistas: tienen una actividad diferente pero no se atreven a dejar el libro de texto, es una isla a la que van de excursión algunos cursos (aunque se cansan pronto muchas veces porque el alumnado no parece responder o por presiones externas) y que les sitúa en un estado de duda respecto a las TIC. Conocen muy por encima el mundo digital educativo.

4) Los adigitales: no "tienen tiempo" para navegar, usan Internet para mirar vuelos y redes sociales o buscar alguna fotocopia rápida que complemente el manual de turno o creen que el libro digital ya agota las posibilidades de las TIC. No conocen lo que se está haciendo pero repiten tópicos sobre la importancia de usar las nuevas tecnologías

5) Los tecnófobos: escépticos demoledores que siguen mirando por encima o con sorna a los innovadores y que llevan su clase como siempre y solamente cumplen con el expediente tecnológico lo que insistan los directores, sin intenciones reales de probar algo diferente en su clase

Creo que los profesores en cantidad por orden serían 4-3-5-2-1: la mayoría desconoce (aunque a veces crea que no es así) lo que se cuece en la Red, algunos la rechazan y muy pocos le están sacando el partido que merece. ¿Lo veis así?

sábado, 3 de mayo de 2014

Un falso tercer trimestre

Los alumnos suelen venir de vacaciones con muy pocas ganas de trabajar y cuesta ponerlos de nuevo en órbita. En años como este donde el calendario tiene la Pascua tardía, se da la circunstancia de que ellos tienen en mente que aún queda todo un trimestre, cuando la realidad es que queda mucho menos, especialmente en cursos altos. La evaluación empezó mucho antes pero ellos siguen asociando una evaluación a un periodo antes de una pausa por lo que aunque lo repitamos cansinamente no ven que la mitad de la nota ya la tienen ganada o perdida.

Creo que situaciones así deberían tenerse en cuenta en el debate del calendario escolar: no tiene sentido pelearse por la fecha de inicio de curso si cada año la duración de los trimestres cambian, si no hay correspondencia entre evaluaciones y vacaciones, si el ritmo es muy dispar según el curso. Se pierden muchas horas prevacacionales (es complicado conjugar festivales y notas con el inicio de una evaluación) y luego faltan a mitad de curso, al menos para ellos, no importa que hayamos planificado el temario desde septiembre.

Habría que racionalizar las vacaciones y las evaluaciones, intentando conseguir un poco de regularidad y que todos saliéramos ganando.