lunes, 26 de mayo de 2008

X Claustro Ideal Oficial: Ser mejor profesor

Se convoca oficialmente el X Claustro Ideal Oficial (CIO) que tan buenos debates ha proporcionado en pasadas ediciones. Espero que ahora también, con la ayuda de los comentaristas de este blog (pocos pero ilustres, como se suele decir). Recojo el testigo de Educathor.

El tema escogido es cómo ser mejor profesor, es decir, qué vías o estrategias podemos adoptar como docentes y educadores para hacer mejor nuestro trabajo. Apunto tres vías: el análisis, el debate y la formación, que a mi parecer son la clave para profesionalizarse.

1.- El análisis: como más se aprende es observando qué funciona en el aula, conociendo a nuestros alumnos, liberando nuestra mirada de prejuicios. ¿Qué etiquetas lastran este análisis? ¿Qué instrumentos usáis para reflexionar de manera formal sobre la práctica? ¿Conocéis la llamada práctica reflexiva o habéis tenido experiencias al respecto? ¿Cómo hacéis la autoevaluación del curso? ¿Cómo recogéis las opiniones ajenas? ¿Qué condiciones deben darse para un análisis en el aula?

2.- El debate: es fundamental que en los claustros se debata, como ya dijimos anteriormente, pero a veces la falta de tiempo o las rencillas internas impiden un debate sereno. En Internet sí se debate, la blogosfera es una buena muestra de conversaciones enriquecedoras ¿Cómo podríamos trasladar el espíritu de estos CIO al centro? ¿Qué hacéis para coordinaros con vuestros compañeros? ¿En qué lugares de la red debatís habitualmente? ¿Qué temas son los fundamentales que habría que debatir en cada centro? ¿Cómo podríamos animar a nuestros compañeros a meterse en la red?

3.- La formación: todas las estadísticas coinciden, hace falta docentes más formados. Los nuevos master para profesores o el grado de magisterio, no exentos de polémicas , pueden mejorar la formación inicial pero la continua es la clave, pues permite suplir las carencias que se detecten en la fase de análisis ¿En qué temas necesitaríais más formación? ¿Recomendáis alguna iniciativa en particular? ¿Cómo trasladar la formación individual al conjunto del centro? ¿Cómo se podría mejorar la oferta formativa? ¿Qué opináis del famoso sustituto del CAP? ¿Qué debería hacerse para que la formación personal estuviera más reconocida y afectase realmente a las aulas? ¿Planificáis vuestro itinerario formativo?

Espero que esta lluvia de preguntas sirva para comenzar el debate. Creo, como he dicho al principio, que se puede mejorar analizando nuestra práctica, debatiéndola con otros y formándonos donde detectemos lagunas, pero quizá vosotros veáis una cuarta vía importante que no he mencionado, estáis invitados a introducirla en los comentarios. ¡Adelante con el CIO!

viernes, 23 de mayo de 2008

Ya estamos de exámenes

Bueno, ya estamos de exámenes con los mayores y pronto con los pequeños, por eso escribo menos.

Es una época temida y estresante; los profesores debemos preparar las pruebas y corregirlas, ellos están histéricos y como siempre surgen los interrogantes sobre su utilidad, porque no evalúan realmente el proceso, porque se basan demasiado en la memoria y porque las preguntas suelen ser de respuesta única. Por la red van apareciendo alternativas pero aún son minoritarias, la gran mayoría de centros hacen (hacemos) exámenes y varía quizá la importancia que les damos en la nota final.

Lanzo dos preguntas: ¿cómo preparáis a los alumnos para los exámenes? ¿qué alternativas conocéis que os gusten?

sábado, 17 de mayo de 2008

Gueto escolar

Me he leído el informe del Síndic de Greuges sobre el fenómeno de la segregación escolar (os lo recomiendo). Está claro que muchos centros públicos se acaban convirtiendo en una especie de guetos porque concentran un tipo de alumnado: inmigrante y con pocos recursos, que hace huir a las familas locales a otros centros. Es una realidad innegable. Por cierto, me apunto la definición de segregación, técnicamente impecable: máxima homogeneidad intracentros (o grupos) y máxima heterogeneidad entre grupos. Es decir, los que apuestan por niveles e itinerarios segregan.

Las medidas que se están sugiriendo pasan por limitar la presencia de inmigrantes por centro, de manera que se repartan de forma equitativa, algo que no es obvio.

Repartirlos ayudaría a mezclar más los grupos sociales, desaparecerían los centros gueto, los alumnos se acostumbrarían a tratar con gente diferente (y los profesores también) y ya se sabe que los grupos heterogéneos rinden más. Pero eso puede limitar el derecho de elección de los padres, desplazar a los alumnos fuera de su área de residencia y etiquetar a los inmigrantes como algo negativo que hay que repartir en cuotas. Además muchos recién llegados se agrupan de forma espontánea por nacionalidades para darse apoyo mutuo

Lo que no es admisible son las trampas de los padres para conseguir puntos para entrar en determinados colegios, las ratios abultadísimas en determinados centros mientras en otros sobran plazas, la rotación de docentes en barrios considerados difíciles, la mala planificación de los programas de inmersión, el desfase legal que condena a la ilegalidad a los menores que suspenden o las diferencias de rendimiento según momento de incorporación al sistema de las que ya he hablado en otro momento.

No hay una solución fácil, ¿pensáis que son buenas las medidas para limitar inmigrantes y alumnos NEE por centro? ¿qué más se debería hacer para conseguir la igualdad entre centros?

martes, 13 de mayo de 2008

Los profesores ante la droga

La prevención de la drogadicción está en la mayoría de programas de tutoría. Pero en la mayoría de casos consiste en un mero taller donde se demoniza la droga con datos exagerados que alejan el mensaje de los alumnos. Si queremos realmente que no consuman, deberíamos enfocarlo mejor. Como me gustan los decálogos, aquí os dejo uno para trabajar el tema en el aula

1) Informar de manera verídica y con datos relevantes para ellos: No hay que decir que a los cuarenta pueden tener problemas en el riñón a chavales de quince, porque el tiempo de doblar su vida es más o menos igual a infinito; hay que hablar de porcentajes de riesgo reales (no por fumar un porro van a acabar todos adictos a la heroína) y de consecuencuas que les afecten (mejor "te puedes quedar impotente" que "tendrás problemas de hígado")
2) Prevenir antes que dar la charla cuando ya es un problema: eso significa que hay que empezar a informar en los últimos cursos de primaria y en la entrada a la secundaria, para que tengan un criterio claro antes de verse rodeados por ella
3) Incidir en la forma de ocio: las drogas no surgen aisladamente y no es igual fumar marihuana que tomar pastillas o coca, están ligadas al ocio de diferente manera y sin incidir en la manera de divertirse no se frena el conumo. Es preciso sabe cuándo y cómo salen de fiesta, educar en la autoestima y la independencia, plantearles retos y alternativas. Es decir, trabajar sobre las causas y no sólo el síntoma
4) Si ya se da el consumo, trabajar su uso responsable: en lugar de un mensaje de tolerancia cero y de igualación a la delincuencia ("no rinde porque fuma", "no me extraña con el mal ejemplo en casa"), aconsejarles que no tomen nada antes de ir a clase porque se arriesgan a la expulsión y además rinden menos, que no mezclen ni compren nada dudoso, que reduzcan la cantidad de golpe, que no se pasen a nada más fuerte... Les suele dejar pasmados este enfoque y entonces empiezan con preguntas y dudas que podemos resolver desde la objetividad
5) Trabajarlo a fondo: no vale con una o dos sesiones porque tocan en el programa, si queremos que surta efecto debemos trabajar el tema repetidamente, de manera cada vez más profunda y lo ideal sería que también desde las asignaturas
6) Contar con ellos: darles la palabra, preguntarles por sus experiencias nos puede abrir los ojos y siempre es más efectivo el testimonio de un compañero que mil sermones nuestros. Por supuesto también hay que dejarles hablar en confianza en las tutorías personales, no podremos atacar un problema si no sabemos que existe
7) Tratar a la persona, no al problema o al espacio: Esto significa que tal persona no es sólo lo que hace, y no me refiero sólo a las drogas, muchas veces juzgamos a un alumno únicamente por su conducta, como si fuera siempre así y no tuviera nada más. El extremo contrario es juzgar que no nos atañe porque pasa fuera de la escuela
8) Usar un lenguaje cercano: ya casi nadie se pincha entre nuestros estudiantes ni toman polvo blanco, hablar con su código sorprende y derriba barreras que hacen que seamos válidos para dar un mensaje y no simples adultos sermoneando sobre lo que no saben
9) Trabajar el tema como tema en sí: siempre me sorprende que en la mayoría de programas de tutoría aparezca en un presunto tema de salud, ligado al sexo seguro o a la alimentación, como si tuvieran tanto que ver los tres temas (quizá lo único que tengan en común sea lo mal que se trabajan en los institutos). No es lo mismo tener obsesión por estar delgada o precipitarse con la pareja que comprar una mitshubishi.
10 ) Quitarle el aura de misterio: si se habla con normalidad, se trata como lo que es, puede disminuir el atractivo de lo prohibido y marginal que tiene para muchos alumnos, están en edad de transgredir, de hacerse mayores yendo contra el adulto y la autoridad; hay que restarle capacidad de seducción y así "sólo" quedarán las otras causas, que son más que suficientes

lunes, 12 de mayo de 2008

Orientación académica y laboral

Aunque haya orientadores en los centros y un buen programa de presentación de las salidas después de la ESO, con charlas sobre ciclos y bachilleratos, a menudo desde la tutoría tenemos que orientar a algunos alumnos que viven con angustia el fin de la secundaria o que no saben qué carrera escoger al terminar el instituto. Es un momento de muchas dudas.

Hay páginas que ofrecen recursos suplementarios, pero lo que buscan muchas veces estos alumnos es nuestro consejo y no sabemos ni por dónde empezar

- "¿Pero tú quieres estudiar más?" "Hombre, no, pero algo he de hacer, mis padres me matan si no"
- "¿No hay nada que te guste?" "No, nada especial, no sé"
-"¿En qué te ves trabajando?" "En nada, no tengo ni idea"

Estos diálogos seguro que os suenan. Es bueno coger el listado de asignaturas del bachillerato, ciclo o la carrera que puede gustarle y comentarlas despacio, explicarle qué se hace en tal o cual trabajo (muchas veces tienen una idea muy vaga del día a día de una profesión), intentar que explique sus hobbies y ver si hay alguno que ligue con algún estudio, pasarle tests de orientación, preguntarle qué opina la familia y si comparte esa opinión, indagar qué quería ser de pequeño y por qué ya no, clasificar los tipos de trabajo (en oficina, fuera, con personas, algo manual, algo de ciencias...) para descartar, establecer prioridades vitales... No se resuelve en una sesión y puede que nos equivoquemos si aconsejamos algo concreto, ellos tienen la última palabra. Eso sí, hay que desdramarizar: no pasa nada si al probar ese trabajo o curso se equivocan, todos tenemos derecho a volver atrás y un año o dos no son nada en una vida.

Y luego están los casos como el que me ha hecho pensar en esta entrada: tengo un alumno que cree saber lo que quiere, aunque tiene dudas. Pero sus padres no aprueban su opción, tiene "pocas salidas" en su opinión y le ofrecieron una carrera alternativa. Ahora el alumno ya no sabe qué coger, no le gusta ninguna de las dos, está desanimado y sin ganas de decidir. Yo le animo directamente a rebelarse e imponer el criterio original, aunque sé que es arriesgado, porque veo claro que en la otra carrera no lo pasará bien. Y me pregunto en base a qué han decidido sus padres que con esto no se ganará la vida.

Comprendo la angustia ante la posibilidad de error, de no saber si es está escogiendo bien. Pero creo que hay que asumir y educar en el riesgo y que ellos tengan claro algo: elegir implica siempre renunciar. Podemos orientarles, darles recursos, aconsejarles, acompañarles, sin embargo son ellos los que deben comprender que tienen que dejar un camino y atreverse a elegir el suyo propio, que ya se van haciendo mayores

viernes, 9 de mayo de 2008

Injusticia

He leído esta mañana la historia de Lu, donde una vez más se hace evidente la injusticia de la administración, con algunos toques surrealistas dignos de mención. Hay que dar a conocer su situación. Pero ella no es un caso aislado, desgraciadamente.

No interesa tener profesores trabajadores en lo más alto, desgraciadamente la mayoría de catedráticos son personas que innovan poco, tienen una visión negativa del sistema y de los alumnos, apoyan la división por grupos de nivel (y se basan en la experiencia que tienen acumulada para justificarlo) y oras lindezas. Si los catedráticos son los que más saben, deberían estar en los centros más difíciles, tutorizando a los nuevos, liderando proyectos de investigación, y no acumulando cargos burocráticos y alejándose de las clases.

La administración no premia la investigación (reconoce el doctorado menos que los cursillos de verano anti estrés y hace unos años ni siquiera lo contaba como mérito), no premia el uso de las TIC a pesar de sus proclamas y campañas, no reconoce el trabajo extra (aunque se llena la boca hablando de implicación de profesorado, de que somos la piedra angular del sistema y de que se van a poner en marcha unos estadios docentes justamente basados en estos extras), no valora la tutoría (sólo es una hora y no una labor, por eso cualquiera puede ser tutor de cualquier grupo), no recoge las demandas de los docentes (como la reducción de ratios o los equipos en condiciones)... Es decir, a veces es uno de los principales obstáculos.

Etiqueto esta entrada como "mundo" porque esto no es algo exclusivo de la enseñanza. Estamos en un país donde al que trabaja mucho se le mira mal porque pone en evidencia a los demás, donde el listo es el que defrauda a hacienda y cobra por no hacer nada, donde los funcionarios se distinguen por entorpecerlo todo y perder el tiempo, donde el "que inventen ellos" sigue vigente, donde se dan sueldos ridículos a los becarios de la universidad para que emigren, donde si algo es gratis se coge en masa.... Una injusticia, sí, como lo de nuestra compañera, una injusticia que refleja cómo vamos

Actualización: Os invito a dejar oír vuestra voz aquí

miércoles, 7 de mayo de 2008

Educar en competencias

Las competencias básicas están en boca de todos. Pueden suponer o no un cambio real en la enseñanza. en principio deberían hacerlo porque suponen un nuevo enfoque, ya que:
- se centra todo en la práctica
- se favorece la interdisciplinariedad
- se supedita el temario a los fines de la educación (en esa línea, vale la pena plantearse qué fines y qué paradigmas rigen nuestra práctica, ahí está el CIO actual debatiéndolo)
- se abre el currículum al entorno
- nos alineamos con el resto de países europeos, PISA no será tan vergonzoso si se trabaja con ellas

Pero las críticas son bastante poderosas:
- el concepto nace del mundo empresarial y de la OCDE y se corre el riesgo de educar sólo para lo útil
- los libros de texto apenas cambian en el enfoque profundo; un 90% de los profesores los usa para programar y el 50% del total pertenece al 2,3% de editoriales más poderosas
- no hay coordinación real entre docentes del mismo centro, acaba dependiendo de la buena voluntad de los mismos
- cada uno teme perder "su" materia, con sus contenidos específicos, de ahí las batallas por las horas
- algunos alertan de que supone una bajada de nivel, al rebajar la exigencia en los conceptos (algo recurrente en la LOGSE y que desmienen los datos pero que se palpa en cualquier claustro)
- exige mucha más burocracia
- si no se cambia el modelo de clase (transmitir contenidos) y el sistema de evaluación (exámenes), no sirve de nada modificar el punto de vista

Lo que creo es que aún hay mucha desinformación. ¿Cómo vivís el tema de educar en competencias? ¿Creéis que supondrá un cambio real o será un simple nombre bonito? ¿En vuestro centro estáis cambiando la manera de actuar desde la nueva ley?

viernes, 2 de mayo de 2008

¿Se debate en los claustros?

En la blogosfera el debate es rico, como muestra los últimos posts que he leído: sobre grupos y rendimiento (algo de lo que ya hablamos aquí) o sobre la evaluación del profesorado, aunque podrían ser varios más. ¿Pero qué ocurre en los claustros, en nuestros centros?
¿Debatimos sobre cuestiones de fondo de la educación? ¿Hablamos de verdad de los problemas de cada alumno más allá de constatar su mala conducta, comentar que tiene problemas en casa o recomendarle más estudio? ¿Hay una intervención educativa decidida sobre los grupos? ¿Nos cuestionamos la metodología en grupo? ¿Dedicamos las reuniones a cambiar lo que no funciona y a compartir ideas? ¿Nuestro posicionamiento va más allá que criticar la ley o a la administración?

Creo que falta debate en el claustro, debate de verdad. Tendría que haber comisiones, porque no todos llegamos a todo, encargadas de los temas de fondo que preocupen en el centro: convivencia, integración de los extranjeros, mejora de las notas, matrícula en la postobligatoria, tiempo de ocio... Cada uno sabe cuáles son las prioridades en su colegio o instituto. Avanzando juntos, compartiendo la misma visión, es más fácil cambiar cosas que yendo cada uno a lo suyo, a su aula, su materia, su clase y sin agobiarse.
Excusas hay mil: no todos colaboran, muchos no comparten la visión, no hay tiempo, las reuniones son ineficaces, no hay tiempo... Pero eso no cambiará lo que va mal ni mejorará lo que ya va bien. Hace falta un debate en los claustros, contagiarlos del espíritu blogosférico, generar espacios de diálogo. Y no olvidemos que eso también ES nuestro trabajo