Hay mucha hipocresía alrededor de este tema: por una parte todos se llenan la boca hablando de interculturalidad (los gitanos llevan aquí siglos y siguen suspendiendo masivamente la ESO y su cultura no aparece por ningún sitio porque "no quieren" integrarse) y por la otra arrecian los discursos partidistas sobre la avalancha, las regularizaciones masivas y otros cuentos. La realidad es que las aulas son cada vez más multinacionales y esto provoca problemas y retos a los profesores.
Las aulas de enlace, de acogida, ATAL y otras medidas (el nombre cambia según la comunidad) persigue un mismo objetivo: proporcionar a los recién llegados un espacio para aprender la lengua en el centro antes de incorporarse al aula ordinaria. Ahora Ernest Maragall ha planteado que pueda haber centros específicos para encargarse de esta función.
Creo que es un error, ya que serán centros gueto y estarán menos ligados a los centros de destino (algunas aulas ya son islas, no hay que incidir en esa línea). Lo que se necesita es más inversión para extender esas aulas, que están funcionando. Pero sobre todo planificar el extremo contrario: qué hacer cuándo las abandonan.
Debería haber un plan de transición, de manera que no pasasen de estudiar colores y nombres de oficios a las aulas ordinarias con formulación, análisis sintático y demás. Tendría que haber un paso intermedio, de manera que pudiesen tener refuerzos específicos, extralectivos para no perder aún más el hilo.
Unas cifras que resultan ilustrativas sobre la mala gestión de este asunto, según la etapa de llegada de una persona de otro país, se puede predecir la tasa de éxito al final de la ESO (respecto a personas nacidas aquí): 80% si llega al final de infantil, 64% si se incorpora en los primeros cursos de primaria, 37% si empieza la ESO. Por no hablar de los alumnos que llegan a los 14 - 15 años, sin ninguna perspectiva de estudiar
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