Siguen las polémicas sobre la jornada de clases, que creo que deberían enmarcarse dentro de una revisión general del horario de clase y su confección, que suele depender más de las exigencias de los profesores que de las necesidades de los alumnos.
Los defensores de la jornada continya argumentan que por la tarde los alumnos no rinden igual, que en verano hace un calor insportable y que se hacen demasiado largas las jornadas en la escuela. Los que apuestan por mantener las clases de tarde aseguran que los profesores solamente quieren marcharse antes a casa, que se necesitan más horas lectivas y repartidas y que tener todas las tardes libres perjudica a las clases que no pueden pagar extraescolares dada la complicada conciliación laboral.
Pienso que si se apuesta por seguir con la jornada partida, habría que limitar el descanso de la comida, de hora y media o más. Esta larga pausa provoca que muchos alumnos que van a comer a casa no vuelvan por la tarde, porque se saltan las clases, les "da palo" o bien se quedan dormidos en la siesta. Si comieran en el colegio - con más becas si es necesario - en un tiempo menor, no ocurriría este absentismo vespertino y además la jornada general finalizaría antes, con lo cual habría tiempo para realizar deberes, jugar, extraescolares, convivencia familiar y todo lo demás. Con media hora ya se ganaría bastante. Los profesores que también se quedasen a comer en la escuela o sus alrededores podrían aprovechar este espacio para coordinarse y comentar el día a día, algo fundamental y que surge muchas veces en el café de la mañana.
Si se opta por suprimir las clases por la tarde, que sea por criterios pedagógicos, no simplemente por exigencia sindical. Y el tema del verano, clama al cielo: a finales de junio no se puede estar en algunas aulas y eso debería tenerse en cuenta en las programaciones, so pena de que en esos días no se haga nada productivo
1 comentario:
Echo de menos un estudio del rendimiento de los escolares en secundaria, en el horario de tarde. En mi centro, por las tardes se produce un mayor absentismo, pero también un mayor número de incidencias disciplinares.
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