No paramos de decir que los jóvenes han cambiado, ahora se necesitan nuevas competencias y no saberes sólo memorísticos, las clases no deben ser magistrales, hay que usar las TIC... Pero el profesor sigue casi igual, los que innovan lo hacen por su cuenta y riesgo, sin recompensa alguna, oyendo encima que el problema son los alumnos que no quieren estudiar, que no deberían estar en el aula, porque antes todo iba mejor y que no se puede pedir que trabajemos de más.
¿Serán iguales los futuros profesores? El máster del profesorado nace envuelto de polémica, algunos lo tachan de inútil ya antes de comenzar, otros se quejan de su estructura e incluso se dice que sólo la experiencia enseña (es cierto, pero hay tortas que se pueden ahorrar y cada generación docente debería llegar un poco más lejos que la anterior, aprovechando los consejos y experiencias previas).
Hacen falta más prácticas, más espacios de debate, más testimonios de profesionales, más asesoramiento si hay problemas. Pero sobre todo es necesario que la nueva formación cambie el chip, que no se sientan "pringados" o una especie de profetas en el desierto los profesores que tratan de hacer cosas, de salir de la inercia, de dar la clase de otra manera. Si no se estimula otra actitud, la tozuda realidad de los centros prontó provocará que dé lo mismo el máster, el CAP o mil cursillos.
1 comentario:
Los profesores que salgan del nuevo master serán muy buenos, que para eso tendrán a los lincenciados de la facultad de educación que los enseñarán a enseñar, y las tics y a integrar y a repudiar de prácticas obsoletas como la lección magistral.
un saludo
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