Se está hablando mucho de las elecciones y los cambios que se avecinan en educación, rumores y temores varios. Parece ser que esta vez no cambiarán la ley, ya que hay acuerdo básico en la LEC (aunque la ambigüedad de su redactado en algunos puntos permite desarrollos bien distintos). Nuestros responsables educativos parece que creen que gestionar el departamento o el ministerio significa dejar su impronta legislativa, cambiar siglas y crear programas aunque sean de dudosa eficacia.
Deberían adaptarse a los centros, y para ello podrían pasar una simple encuesta a todos los profesores: ¿cuáles son los tres principales problemas de tu centro? Y a partir de ahí ofreces planes personalizados, en packs, aparte de que los resultados de esa encuesta anónima, puestos a disposición de los directores, darían para mucho debate interno. Se podría limitar la participación en programas a un máximo de dos por el tema del recursos pero entonces no parecería que se trata de modas (primero interculturalidad, ahora sólo las TIC con el 1x1) sino de necesidades detectadas por el propio claustro (los que después deben implementar las ideas de arriba y sufrir sus desatinos).
Aparte, no se meten a legislar algo que sí cambiaría realmente el panorama, como es el acceso a la docencia. Reformando los grados de magisterio (que no les competen pero deberían) y el máster de secundaria (un CAP ampliado con pocos cambios reales), tal vez sí se podrían empezar a notar los efectos de tanto decreto.
Pero veremos qué nos traen los nuevos responsables, se admiten apuestas.
2 comentarios:
Mi apuesta: "Más de lo mismo, o tal vez peor".
Lo siento, pero mientras la Educación sea moneda de cambio en la lucha política, no cabe esperar mejora alguna.
Por desgracia tienes razón, la educación sólo es una prioridad para lanzarse dardos en público
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