miércoles, 24 de noviembre de 2010

Paredes más gruesas

Asistí el otro día a un cursillo y se presentaba una actividad sugerente. Muchos profesores protestaron porque si la llevasen a cabo, sus clases serían caóticas y se molestaría a los demás (requería mucho diálogo y movimiento de sillas). Eso sí, pensaron que sería una buena idea por contenidos y metodología.

Esta anécdota me lleva a pensar que muchas veces se busca el orden por encima del aprendizaje: las clases que funcionan son las que no presentan incidentes, donde lo alumnos están sentados y en silencio razonable interviniendo solamente cuando el profesor les deja y de uno en uno.

Quizá la solución sea justo la opuesta: si fomentamos ese caos, aprenderemos todos a gestionarlo, ellos a calmarse y podremos aprender en clases con múltiples frentes y participación simultánea. Y si molestamos a los de la clase de al lado, la solución es sencilla y barata:pidamos paredes más gruesas.

6 comentarios:

Julio dijo...

Hombre, así dicho, "gestionar el caos", enfrentado al orden, parece muy sugerente pero, como desgraciadamente ocurre tan a menudo, son sólo palabras...la realidad del aula, la cotidianeidad, es que los alumnos deben aprender a hablar con orden, se deben respetar los turnos de palabra, saber escuchar. Lo contrario a la telebasura que ya bastante ejemplo da. Sé que resulta decimonónico decirlo y más moderno eso de gestión del caos, pero olvidarse de que estamos ante jóvenes sin demasiado método para el pensamiento riguroso y el diálogo es un poco aventurado.

Lourdes Domenech dijo...

Creo que no hay que sustentar el cambio en la dicotomía "orden-caos", sino en que la metodología constructivista promueve "un nuevo orden" en el aula. Difícil de gestionar cuando no se ha experimentado, pero necesario.

eduideas dijo...

Comparto lo que dices de un nuevo orden, que para mí emerge de lo que ahora se llama caos. Saber escuchar forma parte de ese orden, Julio, pero también poder hablar en grupos sin temer la reacción de la clase vecina, o sin estar toda la clase callados como ejemplo de buena actitud.

Anónimo dijo...

Bueno, yo no sé si la solución es poner paredes más gruesas; en algunos casos, sí ayudaría... Por lo que decís, está extendida la idea de que silencio, igual a control de aula, a trabajo, bla bla bla Y no es así; por ejemplo, vas a una junta de evaluación, tal profe, que pasas por su clase y están todos callados, formales, etc y luego en la evaluación comenta por ejemplo, esta alumna está muy atenta, callada pero se ve que no ha trabajado... Es decir, puede ser así, pero también puede haber otros motivos, que eso sí quedan muy legitimados tras un ambiente de aula serio, formal, en silencio... Apariencia... Como decís, tampoco creo en la dicotomía orden - caos, sino nuevo orden. Por mi parte, aún me queda mucho por aprender en ese sentido. Está claro que hay que hacerse con la clase, ganarse su respeto... Pero eso no signfica uqe una clase ruidosa no sea eficza ni mucho menos... En fin, habrá qeu seguir intentándolo.
Saludos
rib

Toni Solano dijo...

Hay de todo: aulas silenciosas en las que los alumnos trabajan y aulas en las que el silencio es producto del miedo; del mismo modo, hay alboroto productivo y alboroto de descontrol. Lo importante, como siempre, es no perder el sentido de lo que hacemos y de donde queremos llegar.

eduideas dijo...

Cierto Antonio, hay muchas clases silenciosas que funcionan y muchas clases con ruido donde no se aprende pero como dice rib se suele privilegiar la apariencia frente al sentido de lo que hacemos