Todos estamos notando desde los centros los recortes (Antonio comentaba en otra entrada que es el cambio más sustancial del año): aumento de ratios, eliminación de recursos que desahogaban algunos grupos como apoyos o aula d'acollida, criminilización por hacer fotocopias, salidas y extras congeladas... Algunos institutos han devuelto ya recibos, otros tienen bajas largamente sin cubrir (aún más de lo que ya ocurría), los trabajadores de normalización darán clases en la calle para protestar por la diminución de grupos... Se ha anunciado que el año que viene aumentarán esos recortes. Se suma una convocatoria de oposiciones ridícula, que no cubrirá las plazas necesarias y que se anuncia la última en largo tiempo (en muchas comunidades se la han ventilado de un plumazo, en otras han disminuido las plazas hasta en un 50%, en otras han convocado solamente algunas especialidades).
Curiosamente esta crisis no parece afectar a otras partidas. Los políticos, una vez más, no comprenden que educación es una inversión necesaria, no un gasto, y más en épocas de desempleo donde la formación es clave, especialmente para realizar el cambio de modelo que se nos exige desde Europa: un país basado en el conocimiento y la innovación y no en la hosteleria de turismo barato y el pelotazo inmobiliario. Los alumnos necesitan más competencias, más idiomas, más capacidad de conectar saberes para adaptarser a un mercado laboral flexible, para tener valores sólidos que impidan los escándalos que nos han llevado a esta situación. Reducir en las partidas más necesarias de todas solamente puede calificarse o bien de estúpido o bien de suicida. No sé por cuál apostar.
1 comentario:
Pensando en quiénes son los que toman estas medidas, apuesta por lo de estúpido. Claro que más estúpidos pensarán ellos que somos nosotros porque, a pesar de todo, les elegimos para que sigan haciéndonos la puñeta.
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