domingo, 27 de abril de 2008

El paso de primaria a secundaria

Algunos se lamentan de que los alumnos de 1º y 2º ESO estén en los institutos y reclaman colegios hasta los 14 años como en la EGB. Otros proclaman que es necesario agrupar los dos ciclos de infantil (lo suscribo). Me parece que el problema está en el paso de etapa, más que en la manera de juntar los cursos, porque si no se apuesta por centros 0-18 como pasa en las escuelas concertadas, siempre va a haber esos desfases que se producen ahora. El más preocupante es el de primaria a secundaria.

Se pasa de un enfoque globalizado, con pocos profesores que están muchas horas en el aula, a un modelo de asignaturas sin apenas contacto entre sí y con muchos docentes (por no hablar de las bajas encadenadas y sustitutos varios). El nivel de exigencia aumenta y cambia la metodología: los tutores de ESO denuncian que los niños comienzan la etapa con bajo nivel, hasta un 23% tiene carencias importantes y se nota mucho el centro adscrito del cual provienen. Se le suma el caos de la adolescencia, las compañías de los mayores y el desencanto que produce el instituto: la mayoría de alumnos reconocen que la secundaria no es lo que esperaban y esta decepción afecta mucho más a los chicos (por eso suelen protagonizar parte de las conductas no deseadas). Muchas veces hay que empezar a afianzar hábitos y conceptos básicos que deberían estar asentados y comienza la cadena de culpas entre profesores.

Si en el tercer ciclo de primaria no se tiene un autoconcepto positivo, no se domina la comprensión lectora y no se suele hacer deberes en casa, hay más probabilidades de fracasar. Aparte en la adolescencia desciendie bruscamente el nivel de lectura, deja de haber títulos adecuados a los intereses del momento, unas edades que buscan la rapidez, la emoción fuerte y la socialización por encima del ocio callado e individual.

Estas diferencias entre los alumnos que se adaptan bien a la nueva etapa y los que no aumentan a lo largo de los cursos. Pero lo más preocupante es que a medida que avanzan en la ESO, se hacen más evidentes las distinciones que tienen que ver con el entorno sociocultural: la secundaria no corrige adecuadamente las desigualdades de origen ni la primaria se ha ocupado de ellas como corresponde.

¿Qué hacer ante esta situación? Algunas medidas, no por repetidas, dejan de aparecer como convenientes:
- una coordinación estrecha entre sexto de primaria y los tutores de primer ciclo de ESO, que no se limite a un informe de paso de etapa sino a unas reuniones periódicas para unificar criterios
- aumentar el nivel de exigencia en primaria y corregir las carencias de nivel desde el momento en que se manifiestan, no esperar "porque son pequeños" o porque aún no es grave
- trabajo decidido sobre la comprensión lectora y el léxico de los alumnos, para darles el bagaje imprescindible para la secundaria
- más formación de los maestros: somos el país de Europa que menos dedica a Magisterio (veremos qué ocurre con los nuevos planes de estudios) y el que menos horas tiene de formación en materias instrumentales
- refuerzos extraescolares para los alumnos con dificultades
- centrarse en hábitos: presentación adecuada, deberes diarios, gestión del tiempo, potenciación de la memoria, juegos que requieran pensar
- ayudar a los padres también a pasar adecuadamente la etapa, para que no desaparezcan de los centros en la secundaria

1 comentario:

Anónimo dijo...

1. Yo creo que la coordinación entre secundaria y primaria es importante, pero no decisiva. El problema es, como has comentado, la diferencia de metodolgía y sobre todo de organización entre colegio e institutos.
2. Lo del nivel tampoco lo veo crucial. Por supuesto que cuanto mayor nivel traigan los alumnos a los institutos, mejor. Pero creo que es más importante el tema de los hábitos. Dame alumnos con nivel bajo y buenos hábitos, que yo me adaptaré a ellos.
3. El tema de los padres, fundamental. La mayoría de los alumnos que fracasan en la secundaria es por falta de apoyo de los padres, imprescindible cuándo la propia organización de los institutos requiere la autonomía de los alumnos.