Leo que se han abierto las primeras aulas especializadas en alumnos con problemas psiquiátricos graves en Baleares, a medio camino entre los centros de internamiento y los IES ordinarios. Siempre surgen dudas sobre los mecanismos de derivación y diagnóstico, pero sin duda en algunos casos es totalmente necesario que haya recursos así, recuerdo el entusiasmo cuando abrieron la primera aula similar por aquí, con profesionales especializados que atendieran a alumnos que no pueden estar en un centro ordinario (tendencia a autolesiones graves, violencia extrema, necesidad de control en la medicación cuando sus padres no lo hacen...)
Sin embargo detecto una sobrediagnosticación de los casos más leves. Todos los niños parecen tener algo y no sé yo cuántos toman Concerta, aun sabiendo que no se han hecho los estudios suficientes sobre sus efectos secundarios en la edad adulta, porque padecen un supuesto TDAH (algunos lo tienen y es evidente pero en otros casos me parece que son simplemente niños movidos y sin hábitos).
Cuando un alumno no va como debiera, se busca la causa, el nombre de lo que tiene: ¡Ah, trastorno de la personalidad, disortografía, hiperactivo, hipotonia! Y si no, se mira al entorno: ¡Claro, padres separados, está solo, toma drogas! Una vez le damos nombre, parece como que nuestra responsabilidad desaparece, nos sobrepasa, no es un problema académico sino psicológico o social, cosa de orientadores o de quién sea. Y las soluciones son medicación, bajar el nivel o directamente derivarlo a aulas especializadas (en la mayor parte de los casos extremo).
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