Blog destinado a compartir ideas y recursos para las clases, reflexiones sobre educación y algunas cosillas más
lunes, 22 de febrero de 2010
Formación inicial de los maestros
En este artículo se alerta de la poca presencia de las TIC en los nuevos grados de magisterio. Lo triste es que se podría hacer la misma operación con las asignaturas llamadas instrumentales, con la innovación pedagógica... Hay poco crédito de todo. Soy consciente de que los maestros de infantil y primaria deben saber de demasiadas cosas y que siempre nos parecerán pocas las materias dedicadas a cada área. Pero el problema no es solamente su escasez, sino la nula vinculación entre asignaturas, se atomiza la didáctica justamente en los maestros, que deben formar alumnos pequeños en la base del conocimiento y en hábitos (para lo que no hay formación inicial, ni apenas gestión de aula o cuestiones igualmente relevantes, que acaban dependiendo como siempre de la buena voluntad y capacidad del maestro en cuestión). Tampoco se fomenta la excelencia científica, necesaria para poder enseñar aunque sean los rudimentos de una disciplina. Los idiomas siguen sin tener un peso central a pesar de la existencia de los centros bi y trilingües, a menudo creados a golpe de decreto. ¿Se está perdiendo, una vez más, la oportunidad de cambiar las cosas?
lunes, 15 de febrero de 2010
Algunas privadas bajan el nivel
No sé si ocurre igual en todas partes, aquí hay algunos centros privados que son oficialmente de menos nivel. Esos centros acumulan alumnos de colegios "buenos" concertados cuando suspenden o cuando pasan a bachillerato, porque así sacan mejor nota haciendo menos (no quiero dar nombres pero seguro que muchos pensáis en los mismos centros que yo). Esa media inflada compensa el bajón de la selectividad, que tampoco es tan complicada y cada vez menos. Y además tampoco importa mucho porque muchos de esos alumnos van a carreras donde piden poca nota, o nula, o bien a universidades privadas también. Con lo cual saben desde la mitad de la ESO que no necesitan sacar notables, que con aprobar basta, lo que pervierte bastante el sistema.
Evidentemente no se puede denunciar porque se trata de algo subjetivo, la evaluación es siempre difusa y estos centros cumplen con el currículum, por lo demás tan vago a veces que permite casi de todo. Y los padres están más que satisfechos.
Estos centros conviven con los colegios de élite, que se quedan a los estudiantes que huyen de la pública de según que zonas, lo que demuestra que no se puede generalizar y hacer dos grupos, pública y privada, como se suele hacer en el debate, simplificándolo.
Evidentemente no se puede denunciar porque se trata de algo subjetivo, la evaluación es siempre difusa y estos centros cumplen con el currículum, por lo demás tan vago a veces que permite casi de todo. Y los padres están más que satisfechos.
Estos centros conviven con los colegios de élite, que se quedan a los estudiantes que huyen de la pública de según que zonas, lo que demuestra que no se puede generalizar y hacer dos grupos, pública y privada, como se suele hacer en el debate, simplificándolo.
jueves, 11 de febrero de 2010
La doble vía del debate
Cada vez tengo más la sensación de que las aulas van por un lado y lo que se ve de ellas por otro. Los sindicatos están embarcados en negociaciones y las peleas van por el calendario escolar y por la jubilación LOE, es decir medidas únicamente laborales y que transmiten a la sociedad la imagen de que queremos trabajar menos. Los políticos maximizan sus posturas en el pacto y hablan de grandes diseños de itinerarios, de temas de lenguas, de voluntad de digitalizar el sistema. Los medios se ocupan de casos de agresiones y depresiones docentes, de las cifras internacionales que nos dejan fatal, de las peleas de los anteriores colectivos.
Y mientras nosotros intentamos dar clase, nos preocupamos por ver cómo afectan las competencias aunque los libros no las refljen y aunque no haya habido formación, exploramos nuevas herramientas TIC (por cierto, ¿para cuándo un archivo de antiguas ideas que recoja el camino que han recorrido los pioneros para que otros puedan seguirlo?, hablamos con los alumnos, evaluamos, preparamos clases.
Claro que nos preocupan esos grandes debates, que afectan directamente a nuestra vida. Pero entiendo que muchos profesores se abstengan de debatir algo que cambia constantemente y en lo que no parece que tengamos nada que decir: no se recogen las reclamaciones de las ratios, ante el clamor de quejas sobre la selectividad se responde con una carta de excusas, no se cubren a tiempo las bajas, no se ofertan los cursos pedidos, se entra en un mercadeo editorial digital al margen de las prioridades de los centros, no se avanza en prevención del fracaso escolar, las comisiones de convivencia solamente generan papeleo, el papel del orientador sigue dependiendo de la buena voluntad personal de cada responsable... Y el curso sigue avanzando, con sus exámenes a la vuelta de la esquina, con las semanas que vuelan y esos alumnos que tienen que aprender lo máximo posible antes de que llegue el verano y se vayan
Y mientras nosotros intentamos dar clase, nos preocupamos por ver cómo afectan las competencias aunque los libros no las refljen y aunque no haya habido formación, exploramos nuevas herramientas TIC (por cierto, ¿para cuándo un archivo de antiguas ideas que recoja el camino que han recorrido los pioneros para que otros puedan seguirlo?, hablamos con los alumnos, evaluamos, preparamos clases.
Claro que nos preocupan esos grandes debates, que afectan directamente a nuestra vida. Pero entiendo que muchos profesores se abstengan de debatir algo que cambia constantemente y en lo que no parece que tengamos nada que decir: no se recogen las reclamaciones de las ratios, ante el clamor de quejas sobre la selectividad se responde con una carta de excusas, no se cubren a tiempo las bajas, no se ofertan los cursos pedidos, se entra en un mercadeo editorial digital al margen de las prioridades de los centros, no se avanza en prevención del fracaso escolar, las comisiones de convivencia solamente generan papeleo, el papel del orientador sigue dependiendo de la buena voluntad personal de cada responsable... Y el curso sigue avanzando, con sus exámenes a la vuelta de la esquina, con las semanas que vuelan y esos alumnos que tienen que aprender lo máximo posible antes de que llegue el verano y se vayan
miércoles, 3 de febrero de 2010
Evaluar a los profesores II
Retomo un tema que ya traté en su día, la evaluación de los profesores, porque he leído una noticia que indica que "Dos de cada tres docentes, reacios a ser evaluados". El titular ya me parece tendencioso, parece como si el colectivo de profesores fuera algo impregnado en el secreto, que no quiere salir a la luz, que no admite que le pidan méritos o rendimiento. Y seguro que es cierto que hay profesores así pero creo que lo que no se ve claro no es el concepto de evaluación, sino la manera.
Para empezar: ¿Quién evalúa?
- Si son los alumnos, se pueden ver marcados por aspectos como "me cae bien", "me aprueba", "me río en clase", "me gusta la materia" o "mis amigos dicen que..."
-Si son los padres, pueden surgir subjetividades como "a mi hijo le ha puesto tal nota", "me han llegado comentarios que..."
-Si son los compañeros o director, pueden guiarse por afinidades ideológicas, docilidad, disponibilidad para "pringar" en cosas que no tocan...
Parece ser que sólo se puede evaluar desde fuera. Pero ¿se puede? ¿Se puede evaluar sin conocer cómo funciona la dinámica de aula? ¿Basándose solamente en rendimiento, con lo que tiene eso de injusto (los puntos de partida son diferentes), condicionador (sólo se enseña lo que sube puntos) y peligroso (apruebo para recibir mejor evaluación? El proyecto andaluz de mejora ya mostró esos riesgos. ¿Se evalúa entonces los materiales que usa el profesor, convirtiéndolo en un redactor? ¿Se evalúan las horas de dedicación, cuando se supone que están fijadas por ley? ¿Cómo se evalúa la relación con los alumnos?
No me extraña que los profesores seamos "reacios", no está nada claro el tema.
Para empezar: ¿Quién evalúa?
- Si son los alumnos, se pueden ver marcados por aspectos como "me cae bien", "me aprueba", "me río en clase", "me gusta la materia" o "mis amigos dicen que..."
-Si son los padres, pueden surgir subjetividades como "a mi hijo le ha puesto tal nota", "me han llegado comentarios que..."
-Si son los compañeros o director, pueden guiarse por afinidades ideológicas, docilidad, disponibilidad para "pringar" en cosas que no tocan...
Parece ser que sólo se puede evaluar desde fuera. Pero ¿se puede? ¿Se puede evaluar sin conocer cómo funciona la dinámica de aula? ¿Basándose solamente en rendimiento, con lo que tiene eso de injusto (los puntos de partida son diferentes), condicionador (sólo se enseña lo que sube puntos) y peligroso (apruebo para recibir mejor evaluación? El proyecto andaluz de mejora ya mostró esos riesgos. ¿Se evalúa entonces los materiales que usa el profesor, convirtiéndolo en un redactor? ¿Se evalúan las horas de dedicación, cuando se supone que están fijadas por ley? ¿Cómo se evalúa la relación con los alumnos?
No me extraña que los profesores seamos "reacios", no está nada claro el tema.
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