Nuevamente surgen datos indicando que España es uno de los principales consumidores de cocaína, cannabis, alcohol y tabaco. Sin pretender igualar las cuatro sustancias, creo que arrojan un panorama preocupante que debe tratarse en la escuela, con un enfoque del que ya hable aquí.
Cuando se descubre que un alumno fuma porros o está pasando para que sus compañeros lo hagan siempre salen el los claustros varias posturas enfrentadas. Suele predominar la postura de la expulsión total: no queremos trapicheos en el centro, como si expulsar al que hemos pescado fuera a acabar con el problema. No creo que cambiarlo de colegio ayude en nada, aparte de limpiar falsamente la imagen ante los padres. Muchos de nuestros alumnos consumen y hemos de trabajar sobre esta realidad, no negarla, sin que eso suponga un mensaje de aceptación sobre que ocurra en el recinto o en el horario escolar. Por ello pienso que la expulsión debe ser parcial (o adoptar las sanciones contempladas en cada caso) y hay que acompañarla de un proceso preventivo, abordando el tema en el aula.
Ese tema debe complementarse con los mensajes habituales de los profesores y el tutor. Puede ayudar que venga un experto de fuera para hablar sobre drogas pero si no se incorpora a la acción tutorial no sirve de nada. Y la clave pasa por informar pero sobre todo por incidir en el tipo de ocio: mostrar que es posible salir de discoteca sin acabar del revés, fomentar actividades de sábado y domingo mañana, explicar que existen muchas maneras de divertirse sin renunciar a la salida típica, fomentar la moderación como primer paso antes del consumo cero.... Dejemos de esconder la cabeza y señalar con el dedo a los alumnos problemáticos y actuemos
Blog destinado a compartir ideas y recursos para las clases, reflexiones sobre educación y algunas cosillas más
viernes, 28 de febrero de 2014
jueves, 20 de febrero de 2014
Elegir el mejor colegio
Llega la hora de elegir colegio y se lanzan las campañas de captación de alumnos tanto en la pública como en la privada. Y también se alzan las voces que reclaman un supuesto derecho a elegir que en el fondo es solamente un intento de pagar menos por una educación concertada o de tener un centro más cerca del domicilio sin que les toque. Y otros con las mejores intenciones reclaman los resultados académicos de centros, sin tener en cuenta el contexto, lo cual perjudica a los centros con un alumnado más complejo. Creo que los padres tienen todo el derecho a escoger qué educación quieren para sus hijos y pienso que falta mucha información al respecto, contaminada por politiqueos y por el legítimo deseo de los centros de aumentar la matrícula a base de márketing.
¿Qué deberían tener en cuenta las familias para escoger la mejor escuela para sus hijos?
1) En primer lugar que el colegio perfecto no existe. Todos tienen pegas y los que destacan en un aspecto, fallan en otros. Es importante conocer los puntos fuertes y débiles de cada centro y elegir el proyecto que más tenga qur ver con la educación que se da en casa. Si el niño se siente muy diferente a todos los demás o hay contradicciones entre lo que dicen los padres y profesores (me refiero a contradicciones de base, las discrepancias son sanísimas en un mundo plural), no es el centro adecuado para él o ella
2) ¿Qué puntos son más importantes? ¿Atención tutorial muy cercana? ¿Nivel académico? ¿Cercanía a casa? ¿Proyectos extracurriculares como más idiomas o artes? ¿Instalaciones? ¿Estabilidad del claustro y su formación? ¿Coordinación con los centros adscritos o continuidad entre etapas? ¿Diversidad de bachilleratos? ¿Educación emocional explícita? ¿Pedagogía más libre? ¿Presencia de religión? ¿Uniformidad o diversidad entre las familias? Hay que pensarlo a fondo, no basta decir que se quiere un buen colegio sin más
3) Recabar opiniones. Los foros suelen estar llenos de impresiones de madres de infantil, que juzgan por amigas o impresiones de visitas desde fuera y aunque son un elemento, no son objetivas. Los problemas suelen aparecer más tarde, hay que preguntar a gente de diversos niveles, tanto de alumnos que van bien como de los que no, porque los últimos suelen ser la piedra de toque de un centro (los que van bien, van bien independientemente de donde estudien, pero cómo se trabaja con los que no siguen tanto o cuántos son en un colegio sí es indicativo). Es importante ir más allá de la anécdota estadística: "yo conozco a una amiga que está muy contenta" no es significativo, y lo contrario, tampoco
4) Tener la información del colegio: leer el proyecto educativo (deberían estar todos los documentos importantes en la web y no solamente cuatro líneas huecas sobre el valor de la educación), hablar con el equipo directivo, visitar las instalaciones, ir a la salida para ver al alumnado y las familias, acceder a blogs o webs para ver qué se trabaja en el aula...Contrastar esa opinión con las del punto tres y ver si hay coherencia
Ojalá todos los colegios diesen las mismas garantías pero por desgracia no es así, hay muchas diferencias y no siempre en positivo, hay que escoger bien. Y desde los centros, intentar convencer de nuestro proyecto para que no haya tanta desbandada hacia privadas elitistas en según qué zonas.
¿Qué deberían tener en cuenta las familias para escoger la mejor escuela para sus hijos?
1) En primer lugar que el colegio perfecto no existe. Todos tienen pegas y los que destacan en un aspecto, fallan en otros. Es importante conocer los puntos fuertes y débiles de cada centro y elegir el proyecto que más tenga qur ver con la educación que se da en casa. Si el niño se siente muy diferente a todos los demás o hay contradicciones entre lo que dicen los padres y profesores (me refiero a contradicciones de base, las discrepancias son sanísimas en un mundo plural), no es el centro adecuado para él o ella
2) ¿Qué puntos son más importantes? ¿Atención tutorial muy cercana? ¿Nivel académico? ¿Cercanía a casa? ¿Proyectos extracurriculares como más idiomas o artes? ¿Instalaciones? ¿Estabilidad del claustro y su formación? ¿Coordinación con los centros adscritos o continuidad entre etapas? ¿Diversidad de bachilleratos? ¿Educación emocional explícita? ¿Pedagogía más libre? ¿Presencia de religión? ¿Uniformidad o diversidad entre las familias? Hay que pensarlo a fondo, no basta decir que se quiere un buen colegio sin más
3) Recabar opiniones. Los foros suelen estar llenos de impresiones de madres de infantil, que juzgan por amigas o impresiones de visitas desde fuera y aunque son un elemento, no son objetivas. Los problemas suelen aparecer más tarde, hay que preguntar a gente de diversos niveles, tanto de alumnos que van bien como de los que no, porque los últimos suelen ser la piedra de toque de un centro (los que van bien, van bien independientemente de donde estudien, pero cómo se trabaja con los que no siguen tanto o cuántos son en un colegio sí es indicativo). Es importante ir más allá de la anécdota estadística: "yo conozco a una amiga que está muy contenta" no es significativo, y lo contrario, tampoco
4) Tener la información del colegio: leer el proyecto educativo (deberían estar todos los documentos importantes en la web y no solamente cuatro líneas huecas sobre el valor de la educación), hablar con el equipo directivo, visitar las instalaciones, ir a la salida para ver al alumnado y las familias, acceder a blogs o webs para ver qué se trabaja en el aula...Contrastar esa opinión con las del punto tres y ver si hay coherencia
Ojalá todos los colegios diesen las mismas garantías pero por desgracia no es así, hay muchas diferencias y no siempre en positivo, hay que escoger bien. Y desde los centros, intentar convencer de nuestro proyecto para que no haya tanta desbandada hacia privadas elitistas en según qué zonas.
lunes, 10 de febrero de 2014
¿Levantamiento popular masivo?
Llego un poco tarde (y a través de twitter, gracias) a la predicción de The Economist sobre las protestas y posibles disturbios. España está en la zona de alto riesgo por los problemas económicos y la crisis social que están causando. De hecho para muchos lo increíble es que la situación no haya estallado aún, teniendo en cuenta que reunimos todos los factores que cita como detonantes: crisis económica, desigualdad de clase, desconfianza en el gobierno... Da que pensar ver qué país está en cada grupo de color. Y no creo que haya que añadir mucho más a la tabla.
lunes, 3 de febrero de 2014
¿Importa la ratio?
Han aparecido últimamente estudios diversos indicando que reducir el tamaño de las clases no afecta de manera sustancial a la enseñanza. Y a ello se han agarrado rápidamente algunos representantes de las administraciones para defender los recortes (eso los que argumentan algo, la mayoría no justifica ni lo intenta). ¿No afecta en nada reducir la ratio de alumnos por profesor? Pues evidentemente si simplemente quitamos un par de alumnos de cada aula, no, pero es que no se trata de eso.
Primero habría que hablar de cuánta reducción se trata y de cuál. No es lo mismo volver a proporciones normales en un aula saturada que quitar un estudiante de un grupo pequeño (incluso por el tema del espacio físico, que aparte del agobio permite que el profesor se mueva por la clase y ayude junto al pupitre, algo que sí afecta y mucho a la calidad educativa, aparte de permitir poner las mesas diferentes para debates o similares). No es lo mismo que quiten a los estudiantes más complicados y los pongan en un apoyo aparte (algo que desapruebo totalmente pero que se nota mucho en un aula) que si esa reducción se hace en base a un grupo heterogéneo. No es lo mismo si esa reducción de ratios afecta al horario del profesor o no (posibilidad de desdobles, de tener menos tutorías, de entrar dos docentes en un aula....).
Y además no se trata solamente de reducir la ratio sin más, sino de reducirla para permitir un cambio de enseñanza: corregir más y de forma más individual, conocer más las necesidades de cada alumno porque se ha tenido más tiempo de charla, poder tener más tiempo para preparar clases y plantear dinámicas innovadoras... En definitiva una educación que tenga en cuenta a cada persona. Y para ello, digan lo que digan estudios que no consideran el contexto, la ratio sí importa.
Por ello no me cansaré de pedir en este blog y en la vida real clases con menos alumnos, menos grupos con más horas en cada uno y mejores condiciones en cada centro, especialmente en aquellos con una situación social más compleja.
Primero habría que hablar de cuánta reducción se trata y de cuál. No es lo mismo volver a proporciones normales en un aula saturada que quitar un estudiante de un grupo pequeño (incluso por el tema del espacio físico, que aparte del agobio permite que el profesor se mueva por la clase y ayude junto al pupitre, algo que sí afecta y mucho a la calidad educativa, aparte de permitir poner las mesas diferentes para debates o similares). No es lo mismo que quiten a los estudiantes más complicados y los pongan en un apoyo aparte (algo que desapruebo totalmente pero que se nota mucho en un aula) que si esa reducción se hace en base a un grupo heterogéneo. No es lo mismo si esa reducción de ratios afecta al horario del profesor o no (posibilidad de desdobles, de tener menos tutorías, de entrar dos docentes en un aula....).
Y además no se trata solamente de reducir la ratio sin más, sino de reducirla para permitir un cambio de enseñanza: corregir más y de forma más individual, conocer más las necesidades de cada alumno porque se ha tenido más tiempo de charla, poder tener más tiempo para preparar clases y plantear dinámicas innovadoras... En definitiva una educación que tenga en cuenta a cada persona. Y para ello, digan lo que digan estudios que no consideran el contexto, la ratio sí importa.
Por ello no me cansaré de pedir en este blog y en la vida real clases con menos alumnos, menos grupos con más horas en cada uno y mejores condiciones en cada centro, especialmente en aquellos con una situación social más compleja.
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