Han aparecido últimamente estudios diversos indicando que reducir el tamaño de las clases no afecta de manera sustancial a la enseñanza. Y a ello se han agarrado rápidamente algunos representantes de las administraciones para defender los recortes (eso los que argumentan algo, la mayoría no justifica ni lo intenta). ¿No afecta en nada reducir la ratio de alumnos por profesor? Pues evidentemente si simplemente quitamos un par de alumnos de cada aula, no, pero es que no se trata de eso.
Primero habría que hablar de cuánta reducción se trata y de cuál. No es lo mismo volver a proporciones normales en un aula saturada que quitar un estudiante de un grupo pequeño (incluso por el tema del espacio físico, que aparte del agobio permite que el profesor se mueva por la clase y ayude junto al pupitre, algo que sí afecta y mucho a la calidad educativa, aparte de permitir poner las mesas diferentes para debates o similares). No es lo mismo que quiten a los estudiantes más complicados y los pongan en un apoyo aparte (algo que desapruebo totalmente pero que se nota mucho en un aula) que si esa reducción se hace en base a un grupo heterogéneo. No es lo mismo si esa reducción de ratios afecta al horario del profesor o no (posibilidad de desdobles, de tener menos tutorías, de entrar dos docentes en un aula....).
Y además no se trata solamente de reducir la ratio sin más, sino de reducirla para permitir un cambio de enseñanza: corregir más y de forma más individual, conocer más las necesidades de cada alumno porque se ha tenido más tiempo de charla, poder tener más tiempo para preparar clases y plantear dinámicas innovadoras... En definitiva una educación que tenga en cuenta a cada persona. Y para ello, digan lo que digan estudios que no consideran el contexto, la ratio sí importa.
Por ello no me cansaré de pedir en este blog y en la vida real clases con menos alumnos, menos grupos con más horas en cada uno y mejores condiciones en cada centro, especialmente en aquellos con una situación social más compleja.
2 comentarios:
Para un profe que se planta ante la clase y dicta sus apuntes y luego manda x ejercicios, la diferencia entre tener 10 y tener 30 alumnos es mínima, a efectos de éxito escolar. Si, como indican desde PISA, se pretende abordar una metodología participativa y enfocada a la resolución de problemas, no es lo mismo dinamizar un grupo de 15 que uno de 30. Por supuesto, no hace falta mencionar el factor de atención a la diversidad, sobre todo cuando el contexto educativo hace que más de la mitad de los alumnos de un grupo requiera una ayuda específica. Una vez más, estos datos descontextualizados no significan nada. Para ver el valor real de la ratio habría que monitorizar grupos que trabajen con la misma metodología y que tengan un perfil similar y que no me comparen a los niños de la calle Serrano con los de las 3000 viviendas.
El problema es que la mayoría de estudios no tienen en cuenta el factor socioeconómico (PISA sí lo hace), igual que las leyes. No tiene sentido que se destine una plantilla igual o casi igual en según qué barrios, como indicas. Ni en número de profesores ni en su tipología. Pero lo que prima es solamente la cercanía al domicilio. Y así nos va
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