Nuevamente surgen datos indicando que España es uno de los principales consumidores de cocaína, cannabis, alcohol y tabaco. Sin pretender igualar las cuatro sustancias, creo que arrojan un panorama preocupante que debe tratarse en la escuela, con un enfoque del que ya hable aquí.
Cuando se descubre que un alumno fuma porros o está pasando para que sus compañeros lo hagan siempre salen el los claustros varias posturas enfrentadas. Suele predominar la postura de la expulsión total: no queremos trapicheos en el centro, como si expulsar al que hemos pescado fuera a acabar con el problema. No creo que cambiarlo de colegio ayude en nada, aparte de limpiar falsamente la imagen ante los padres. Muchos de nuestros alumnos consumen y hemos de trabajar sobre esta realidad, no negarla, sin que eso suponga un mensaje de aceptación sobre que ocurra en el recinto o en el horario escolar. Por ello pienso que la expulsión debe ser parcial (o adoptar las sanciones contempladas en cada caso) y hay que acompañarla de un proceso preventivo, abordando el tema en el aula.
Ese tema debe complementarse con los mensajes habituales de los profesores y el tutor. Puede ayudar que venga un experto de fuera para hablar sobre drogas pero si no se incorpora a la acción tutorial no sirve de nada. Y la clave pasa por informar pero sobre todo por incidir en el tipo de ocio: mostrar que es posible salir de discoteca sin acabar del revés, fomentar actividades de sábado y domingo mañana, explicar que existen muchas maneras de divertirse sin renunciar a la salida típica, fomentar la moderación como primer paso antes del consumo cero.... Dejemos de esconder la cabeza y señalar con el dedo a los alumnos problemáticos y actuemos
2 comentarios:
Tampoco las familias ayudan de mucho, pues me temo que en la mayoría de casos hay un asentimiento silencioso, cuando no una actitud cómplice. La expulsión, como mencionas, es solo una manera de esconder la cabeza, pero hay tan pocas herramientas para resolver esos problemas...
Sí, es un tema complejo pero los centros parecen a veces más ocupados por lavar su imagen ante los padres que por abordar el tema
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