El sistema permite que cualquier licenciado se saque una oposición que no sea de sus estudios porque se supone que acredita la competencia pasando los exámenes correspondientes. En la bolsa de interinos, en cambio, se exige tener un título X. Y en los centros se puede acabar dando clase de cualquier "afín", es decir, lo que sea, presuntamente alegando dominio para hacerlo pero en la práctica dependiendo de miles azares horarios.
Debería por tanto haber un criterio para poder escoger y asignar especialidades docentes común a todos los suspuestos y escuelas. Está claro que no puede ser únicamente el título, ya que uno se puede (y debe) formar posteriormente en otros campos y porque la equivalencia entre grados universitarios y materias escolares no es exacta, aparte de que si se busca la necesaria relación entre contenidos que clama la LOE, deberia optarse por un concepto más laxo. Tampoco puede ser la mera voluntad del profesor, ya que el sistema tiene que asegurar que los alumnos recibirán una mínima calidad, por ello no puede ser que dependa, como ahora, de asignaciones de jefes de estudios y aceptaciones más o menos resignadas de maestros que tienen un horario no completo. Y evidentemente no puede obligarse a nadie a impartir una asignatura contra su voluntad, pues ya faltaría la motivación mínima que hay que contagiar a los alumnos.
Creo que tendrían que establecerse pruebas o mecanismos de acreditación de carácter independiente y complementario a las oposiciones para que cada profesor pudiera escoger qué especialidades docentes quiere impartir, un sistema flexible y ampliable, con convocatorias periódicas (que afectarían también a los centros concertados) de manera que se pueda cambiar fácilmente de línea y no quemarse pero siempre asegurando unos mínimos de rigor y no con el dedismo actual, que hace que profesores agobiados deban prepararse una materia que no es la suya y que no controlan para salvar los despropósitos de los recortes.
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