Nuestro antiministro debe de estar enfadado. A pesar de haber declarado que tenemos "demasiados" universitarios, subir las tasas y ahogar a los investigadores, cada vez hay más matriculados en los estudios superiores, consecuencia del aumento del nivel general (sí, otro motivo de enfado porque desmiente su discurso de lo muy mal que vamos) y de la crisis económica, que busca refugio "seguro" en los títulos.
La universidad llega a más gente, una buena noticia. Pero aún debe reformularse. Hay carreras que son puro trámite, asignaturas inconexas entre sí, poca formación cultural generalista. Otras deben luchar por ganar matrículas para no cerrar y proliferan en cada pequeña ciudad. Algunas tienen nula conexión con la realidad exterior. Los departamentos se pelean entre sí y muchas veces las tesis son medio autistas.
Creo que deben introducirse más asignaturas "formativas" transversales, de manera que se asegure que un graduado tiene un nivel mínimo. También debe revisarse la exigencia de determinadas materias, por el mismo motivo. Hay que posibilitar caminos "a la carta" dentro de las titulaciones, de modo que cada alumno pueda escoger qué hacer, aparte de unas troncales básicas, puesto que el mundo de cada disciplina es infinito. Las prácticas boloñesas deben tener sentido y no ser clases con menos alumnos pero igual metodología. Debe incrementarse el número de lecturas necesarias en cada asignatura y realizarse más seminarios ligados a la actualidad. La universidad tiene que vender sus éxitos, que son muchos, y seguir haciendo enfadas al ministro con más y más titulados por el bien del país, pero no a costa de perder su esencia.
2 comentarios:
El mayor problema al que nos enfrentamos es que nuestra universidad está siendo costeada por un país que luego no va a disfrutar de esos titulados que produce. Mientras la administración se llena de personal poco cualificado (hasta el más imbécil puede llegar a ser asesor, consejero e incluso ministro), los mejor preparados buscan refugio en el exterior. Por si fuese poco, la endogamia universitaria está pasando ahora factura y la universidad sigue anclada en modelos tardofranquistas en el mejor de los casos, siempre con excepciones.
Sí, la fuga de cerebros es un mal complicado, pero ya sabes que nuestro ministro dijo que era bueno que emigrasen los jóvenes, que así tenían experiencias y aventuras. La reforma en profundidad de todo el sistema, que es metodológica y de medios, no se acomete mientras se ponen malos parches y retrocesos
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