Vía el twitter de Toni Solano llego a este artículo que analiza la doble imagen que dan los profesores: a ellos mismos y a la sociedad. Dejando aparte el extremismo algo simplista del análisis, quisiera destacar algunos aspectos interesantes.
1) Los profesores se consideran a sí mismos bien formados. Creo sin embargo que es preciso mejorar esa formación como medida imprescindible para hacer mejor el trabajo: actualización en la materia y en la didáctica, lectura, navegación autodidacta por la red.... Deberían ser actividades diarias o casi entre todos los docentes y sin embargo sabemos que la realidad es otra. Ahí si tienen razón las familias quejosas
2) También comparto la crítica a la gestión del aula ¿lidiar con alumnos desinteresados es ajeno al trabajo de un profesor? Pues no, el maestro debe atender a todos, y ocuparse también de los que no quieren trabajar o no muestran motivación, no solamente disfrutar con los más fáciles
3) De las críticas injustas que se recogen, destacaría la de horarios y vacaciones, que es uno de los tópicos que más daño hacen a la profesión. Nuestra jornada rara vez acaba cuando suena el timbre y el descanso no es tal en muchos casos
4) Me gusta en el análisis de los motivos la aparición de la evaluación indirecta. Es cierto que se juzga a los profesores por los alumnos (satisfacción, rendimiento....) pero es que ahí está nuestro trabajo, que muchas veces aflora años después, cuando germina la pequeña semilla sembrada en el aula. Por eso me gusta también que en este artículo se anime a recordar a los profesores que han marcado nuestra vida, un gesto bonito y necesario
¿Añadiríais algo a esos bipolos que cita? ¿Faltan motivos en el análisis de esta distorsión? ¿Qué se puede hacer para cambiar la imagen negativa del colectivo?
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