Ya escribí sobre el paso de primaria a secundaria, por cierto una de las búsquedas que más hace la gente para llegar a este blog en Google (no sé si luego se quedan y lo leen o si encuentran lo que buscaban porque no dejan comentarios). Con la LOE se permite y alienta la fusión de centros de primaria y secundaria en un único centro con dirección única aunque funcionamiento autónomo, en la línea de lo que pasa en los concertados y privados y que gusta a las familias porque no tienen que buscar un nuevo colegio al cambiar de etapa (parece que el paso entre cursos es igual de complicado y que también se dan problemas de coordinación a pesar de compartir espacios).
Creo que tener centros diversos es bueno, mientras no se rompa una etapa por la mitad. Puede haber centros 0-18, 3-12, 3-16, 12, -16, 0-6 o 3-18, la complejidad de cada uno será que todos trabajen en equipo y con metas comunes, algo que depende de la voluntad de equipo y no del número de cursos. Como posible punto negativo, el tamaño. A pesar de que fui a un gran colegio (en los dos sentidos) y me encantó en su época (incluso fardábamos del número de alumnos), y de que esos centros tienen unas instalaciones envidiables, como docente creo que la cercanía se da más en centros pequeños, con un trato más familiar, donde se conocen casi todos. Igual que reclamamos ratios reducidas en las aulas, reclamo centros manejables o divididos por unidades de funcionamiento para cuidar la relación, que es pilar de cualquier proceso educativo, especialmente si surgen problemas.
Coordinar etapas es una buena oportunidad si se cuida la relación con el alumno y no se diluye la especifidad de cada ciclo.
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