Cada vez es más facil seguir el proceso de aprendizaje de un alumno. Tenemos herramientas para mostrar sus productos y calibrar el avance (portafolios, webs...), tenemos instrumentos de evaluación (wikis, rúbricas, acceso a los recursos de su PLE....), tenemos instrucciones desde arriba (competencias, currículum abierto...) y tenemos el convencimiento de que es más importante analizar cómo se aprende que el resultado final, que es solamente una nota.
Sin embargo sigue primando el boletín de comentario escueto y número, el examen de respuesta correcta o incorrecta, el profesor que corrige solamente al final del ejercicio. La cultura de evaluar el proceso aún no ha arraigado de forma suficiente en unas aulas excesivamente dependientes del libro de texto y la lección única, del concepto por encima de la tarea.
Sin duda esta evaluación por el camino es más costosa, tiene componentes subjetivos (¿cuál no?) y además si se perpetúa en la red puede atentar contra el derecho a desaparecer, al cambio. Pero es preferible a la otra. Llevamos años hablando de evaluación formativa y continua, sin que se haya implantado plenamente en clase. Uno de mis propósitos de este curso es incidir en esta evaluación procesual, a ver cómo resulta.
2 comentarios:
Si evaluáramos procesos en Madrid, correríamos el riesgo de pasarnos de nuestras 18 horas... Fuera ironías, está claro que es un trabajo importante, pero es un modelo que merece la pena, por encima de un resultado puntual
Sin duda trae más trabajo y con los recortes lo tenemos más complicado, pero ahí seguiremos, como siempre
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