La reducción de los cursos de verano corre en paralelo a la disminución de la oferta formativa oficial (el FIC o formación interna en algunos casos ha ido bien pero en la mayoría es una auténtica chapuza), lo cual choca con las proclamas sobre los profesores como eje del cambio. También es cierto que un cursillo de una semana no cambia nada si no hay compromiso de aplicación en el aula, si únicamente hay que asistir y aguantar horas, si eso no se hace desde la complicidad con el resto del claustro.
Como ya argumenté, creo que habría que contar con unas horas de formación en el horario anual del profesor, para que las gestionase como creyese conveniente sin perjudicar al centro, de manera que haya diferentes posibilidades formativas y no todas se concentren en los mismos diez días de julio, lo cual no tiene sentido porque entonces las entidades compiten entre sí en vez de coordinarse por atender a todas las necesidades (hay muchos cursos similares y temáticas que no aparecen nunca). Además los cursos veraniegos, por experiencia, suelen ser una lotería, algunos muy buenos, muchos no tanto.
Y por supuesto diferenciando líneas: no es lo mismo un curso de actualización sobre la materia que uno sobre herramientas tic, y ambos deben tener su espacio y contar para sexenios y tramos formativos (veremos cómo quedan en el nuevo estatuto docente). Quizá habría que establecer un macro itinerario temático con diversos módulos de diferente duración e intensidad, para formarse pues por desgracia se pasa del cursillo semanal al máster sin apenas transición.
Lo que es evidente es que hay que intentar aprovechar la menguante oferta veraniega, por si también sufre nuevos recortes.
2 comentarios:
Hay un problema estructural con la formación, que en el caso de la Secundaria es también (o sobre todo) un problema de horarios. Si esas horas que forman parte de la jornada pero que son asumidas como de libre uso estuviesen sujetas a un plan de formación real, es posible que todo cambiara. No sé cómo funciona el asunto de los horarios en tu comunidad, pero por estos lares es más una cuestión de premios y venganzas, lo que genera en los profes la idea de no regalar ni un solo minuto a la administración. No se percibe que la formación redunda en beneficio de todos y por supuesto pocos están dispuestos a formarse en su tiempo libre. Una pena.
Totalmente de acuerdo. Si se contemplaran esas horas anualmente todo iría mejor
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