Tras las elecciones muchos alumnos trasladan lo que oyen en sus casas a clase y hay que parar según qué comentarios o debates que pueden desembocar en estériles conflictos. La política entra entonces en el aula. En los libros, la tendenciosidad abunda. Los profesores matizan con sus comentarios las noticias de actualidad. La política, de nuevo en el aula.
¿Se puede echar la política de las clases? ¿Se debe hacerlo? Creo que hay que huir del adoctrinamiento pero es fundamental una cierta formación política. No puede ser que los alumnos no sepan ni qué partidos hay, que desconozcan las claves del sistema electoral, que sigan tan poco las novedades. Esto es carne de extremismos desinformados. En una época de crisis como la actual, tener una opinión formada es fundamental entre el ruido mediático y nuestros estudiantes deberían tenerla.
Quizá en sociales debería hacerse más énfasis en cómo funcionan los sistemas y explicar las bases y orígenes históricos de lo que tenemos ahora, en vez de tanto énfasis en los cambios de época, fechas, guerras y demás. La historia es el primer paso para entender el presente, pero no con la historia que se obliga a memorizar actualmente.
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