Uno de los factores que más interviene para hacer avanzar el aprendizaje es el feedback correcto que recibe el estudiante, sea del profesor, de sus compañeros, de agentes externos o, mejor, de todos ellos. Para proporcionarlo, los expertos recomiendan:
* Evaluar aunque sea de manera informal en diferentes fases del proceso y no solamente al final
* No limitarse a una calificación sino indicar puntos fuertes y puntos mejorables
* Elogiar el esfuerzo, la cooperación, la originalidad y no solamente el éxito de la tarea
* Proporcionar sugerencias que estén cerca de lo que puede asumir el alumno y con modelos concretos que pueda imitar
* No demorar el feedback (por ejemplo corregir rápido un examen para que no olviden lo que sucedió en él o el tema estudiado)
* Plantearles preguntas que les ayuden a autoevaluarse
* Diversificar los instrumentos y agentes que puedan ayudar en esa retroalimentación
* Personalizar al máximo la respuesta
El problema es que corregir bien y deprisa y poder dedicar tiempo a cada alumno y su progreso implica muchas horas, horas que no casan bien con ratios excesivas, recortes de horas del profesorado o aumento de la carga burocrática. Una vez más, pensemos dónde están las prioridades.
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