El curso empieza con salvajes recortes y campañas de desprestigio del profesorado (pasamos de ser unos jetas con muchas vacaciones a ser víctimas de adolescentes terroristas, luego nuevamente vagos que trabajan poco y ahora con la que está cayendo idealistas dignos de lástima). Empieza también con intentos de aumentar itinerarios (propuestas de Cospedal, grupos lingüísticos, adelantar un 4 de ESO orientador, disminución de los recursos de atención a la diversidad, bachillerato de excelencia....) que segregan y con nuevos planes de nombres rimbombantes que no llegan a todos los centros y de dudosa eficacia. Empieza con menos formación para el profesorado, menos plantillas y obras paralizadas (por lo que seguiremos en barracones). Empieza con un contexto de crisis que incrementa todavía más nuestras atribuciones y el número de alumnos a los que debemos atender. Empieza con los claustros caldeados, con la negativa a asumir extras aunque beneficien a los estudiantes, con proyectos que penden de un hilo.
Sí, pero el curso también empieza con esos recursos que hemos encontrado en verano, con esos ánimos de otros compañeros en la red, con esas ideas y certezas que acumulamos del pasado y ganas de probar cosas nuevas. Empieza con los nervios de conocer a alumnos nuevos de caras expectantes y los retos que nos plantearán. Empieza con unos profesores que sabemos lo que nos gusta y tratamos de hacerlo lo mejor posible. Así que me gustaría llamar al optimismo (sin dejar la lucha)... porque al fin y al cabo ¡empieza el curso!
4 comentarios:
Muchos ánimos. A mí no me toca, todavía, pero ya me llegará... Porque había rumores de que aquí iba a pasar este curso y nos hemos librado, pero al próximo, creo que no nos libra nadie ya.
Amelch, la cosa es progresiva, nosotros llevamos 19 h lectivas, en Madrid 20, las excepciones de 21 podrían generalizarse, al tiempo
De acuerdo con tu llamada al optimismo, no porque piense que vaya a mejorar la situación del profesorado, sino porque considero que no podemos permitirnos que empeore para el alumnado.
Efectivamente Juan Pedro, si nosotros no guardamos un mínimo de optimismo, ¿quién lo hará?
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