Se alerta en Repaso de lengua del despropósito de tener a alumnos sin posibilidades calentando sillas. En este blog, una de las entradas más visitadas es la que reflexiona sobre el paso de primaria a secundaria. Las cifras de fracaso son también concluyentes: uno de los problemas del sistema educativo actual es la existencia de bloques-etapas demasiado aislados con transiciones mal resueltas hacia el siguiente. Esas transiciones provocan que se vayan perdiendo alumnos por el camino.
De primaria a secundaria cambia el nivel de exigencia, los profesores de materia en vez del tutor global y concepciones de fondo que hacen que se evidencien las carencias de los alumnos, que pasan por la primaria sin adquirir los conocimientos necesarios y luego se estrellan en la ESO donde de repente empiezan a suspender. A mi juicio esto sucede por el error de pasar sin más a alumnos "porque ya se lo encontrarán en secundaria" o "porque son pequeños", por querer adelantar temarios sin asegurar las bases y por no prevenir. Es el auténtico cuello de botella que separa a los alumnos entre los que graduarán y los que fracasarán.
En la ESO se produce una nueva transición inadecuada, unos alumnos la terminarán en sus clases de origen con un título y otros serán derivados a programas extraños, con buenas intenciones pero escasa integración real.
Después de la ESO viene el drama: un mundo laboral precario, una FP de grado medio devaluada o, para los que quieran seguir estudiando en sus institutos, un bachillerato. 1º de Bachillerato supone un nuevo tortazo (por eso acumula tantos abandonos), de nuevo por un cambio en la concepción de las materia sy un aumento del nivel de exigencia que hace que los que han ido pasando con apuros o sprints finales en secundaria se estrellen con multitud de suspensos al cambiar de etapa.
Desde luego otro gran cambio mal resuelto es la entrada en la universidad: los primeros cursos suponen un filtro de adaptación con cursos cero, criterios de permanencia, nuevas realidades metodológicas...
Aparte existen otras dos pésimas transiciones que ya he comentado en otras ocasiones: las de los inmigrantes desde las aulas de acogida al sistema ordinario (un salto demasiado brusco) y las que existen entre centros de educación especial y la reglada ordinaria en los estudiantes que optan por una modalidad compartida.
Así pues el sistema está profundamente desajustado, las transiciones entre etapas no se hacen bien porque no se prepara al alumno para el salto y porque existe un excesivo relajo en la exigencia. Si no se solucionan estos traspasos, a mi juicio es imposible mejorar la calidad educativa
3 comentarios:
En esta comunidad se acaba de aprobar un plan de transición entre Primaria y Secundaria. La intención es buena, pero, como suele ocurrir, falta una perspectiva práctica y asentada en la realidad. Por ejemplo, la comisión de transición estaría formada por los jefes de estudio y psicopedagogos de todos los colegios dependientes de un mismo instituto, más los tutores de 6º y los tutores de 1º de ESO; ese equipo es totalmente utópico, por el número y porque no hay profesorado estable que pueda adquirir esos compromisos.
Por otro lado, como tú apuntas, el plan obliga a trabajar en 6º y 1º de ESO por competencias, una metodología que aquí no se conoce, entre otras cosas porque nunca ha habido formación al respecto.
Ya lo dices tú en mi blog, el fracaso se gesta en Primaria y nosotros solo somos los forenses académicos de algunos alumnos que llevan años calentando la silla.
Totalmente de acuerdo Antonio, esos planes de transición son puro humo. Así no se previene.
Interesante reflexión. Normalmente elijo dar 1º de ESO (es un curso mucho más interesante para mí que cualquier otro) y puedo resumir los objetivos mínimos que me gustaría poder solicitar, como profesor de Matemáticas: soltura en las operaciones básicas con números naturales y lectura fluida. En los centros (Galicia) en los que he trabajado se han cumplido con creces, excepto en uno que tenía adscritos centros de primaria "innovadores".
Por otro lado, opino que el actual sistema de evaluación híbrido competencias-contenidos es un fiasco. Sinceramente los niveles de exigencia en la competencia matemática son ridículos.
Mucho ánimo, que falta nos hace.
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