miércoles, 27 de febrero de 2008

Preguntas en filosofía

En este enlace nos proponen posibles trabajos de investigación. Reproduzco por su interés algunas las preguntas de los pensadores, para que las pensemos nosotros o las usemos como motivación para trabajar temas en el aula

Rubert de Ventós: ¿aprendemos lo que necesitamos saber? ¿la adolescencia es algo biológico o sólo cultural? ¿es necesario o inevitable el crimen en una sociedad? ¿cómo sería tu barrio ideal?

Ramon Folch: ¿están resurgiendo las fundamentalismos? ¿se puede patentar o diseñar a medida un ser vivo? ¿llegará algún día la ciencia a todas las respuestas?

Jorge Wagensberg: ¿existen límites para la realidad? ¿qué papel juega el humor en nuestra sociedad? ¿nos acercamos o nos alejamos a la esencia de la naturaleza?

Eduard Punset: ¿existe el alma? ¿se hereda el miedo o alguna emoción? ¿es necesaria la infelicidad? ¿qué es la belleza?

Ojalá trabajásemos siempre a partir de preguntas-estímulo. Leí hace tiempo en Educ.ar una propuesta parecida para comenzar las clases de filosofía. Se les pedía a los alumnos que escribieran 50 (o 100) preguntas que considerasen importantes. Surgen inquietudes personales, que ayudan a conocer más a la personas, pero los grandes interrogantes acaban apareciendo. Preguntar, preguntar, una actividad muy recomendable

Pequeño: proyecto para ciencias

Pequeño, ése es el título de un proyecto de ciencias naturales que se puede trabajar en diferentes cursos. ¿Qué se puede estudiar?


- los átomos y las partículas, el uso del microscopio y textos sobre su historia y descubrimientos

- lo que es tan pequeño que es invisible, como las fuerzas o la energía

- ¿existen seres invisibles? hay que hablar de creencias, supersticiones y pseudociencias

- los pequeños gestos que pueden cambiar mucho en el ecosistema

- los bichitos que están en el jardín que rodea el colegio

- los virus, bacterias y otros microorganismos que pueden afectar a nuestro cuerpo



Y para presentar los descubrimientos, nada mejor que pequeños murales, con fotos y textos muy breves, que actúen como instantáneas y recojan lo aprendido. ¿Y qué tal pedir que hagan microrrelatos en lengua relacionados con los temas que se hayan visto?

domingo, 24 de febrero de 2008

Los profesores tienen que leer

Los profesores tienen que leer. Todo el mundo debería hacerlo, pero los profesores con más razón. No vale el "no tengo tiempo", debemos dar ejemplo a los alumnos.

Los profesores tienen que leer literatura. Cuanta más, mejor. Y que sea variada. Siempre tengo una lista con títulos que recojo por ahí, de críticas, blogs, recomendaciones... Son muchos más de los que jamás podré comprar y leer, pero así sé qué decir cuándo alguien me quiere hacer algún regalo y tener un papel de "pendientes" me obliga a pasearme por la librería y sucumbir a la tentación.

Los profesores tienen que leer sobre su profesión. Hay que estar al día, ver experiencias de otros, leer pedagogía, acercarse a las bibliotecas de las facultades. No entiendo al docente que no se actualiza, que no quiere saber más de su oficio, no lo consentiríamos de un médico, por usar el ejemplo de siempre ¿Alguna recomendación? ¿Algún libro imprescindible? ¿Una revista que deba descubrir?

Los profesores tienen que leer prensa. Es mejor comprar más de un periódico, seguir la actualidad por Internet, suscribirse a las páginas especializadas. Y de vez en cuando, recomiendo comprar revistas de temas variados, para abrirse a otros temas. hay una amplia oferta esperando en el kiosco, más allá de la sala de espera del dentista.

Los profesores tienen que leer blogs. Si has llegado aquí seguro que ha sido a través de otra página. Actualmente, lo último se mueve en Internet, es la única manera de llegar a compañeros de otras ciudades, de saber lo que se cuece. ¿Alguna sugerencia? ¿Aparte de blogs docentes, qué más leéis?

viernes, 22 de febrero de 2008

Datos sobre familias y educación

Ya sabéis que me gusta recoger algunas cifras para apoyar mis opiniones. Quiero recoger ahora algunos datos sobre las familias, ya que para la mayoría de profesores suponen el principal problema: no colaboran, dan ejemplos negativos, nunca están...

Primer problema: la visión de padres y escuela no coincide. Sólo un 6% de los padres cree que sus hijos van mal en clase (de notas), mientras que los profesores aumentan bastante esta cifra. Sorprende esta percepción optimista cuando cada trimestre se entregan boletines y proliferan clases particulares y academias. Un 11% de los alumnos de ESO no habla "jamás" de lo que ocurre en las aulas, habría que estudiar si por desinterés por la escuela o falta de comunicación (creo que ambas cosas), lo que no ayuda precisamente a unir visiones. Por no hablar de las reuniones entre padres y centros, mucho más escasas que en los países del entorno

Segundo problema: los padres están desbordados, el 42% lo dice explícitamente. Los profesores denuncian que es difícil imponer autoridad cuando apenas se está en casa por las largas jornadas laborales y por establecer otras prioridades. El hecho de que el tutor cambie cada año y que las horas de visita sean tan limitadas no ayuda para coordinarse con los colegios y tratar de llegar a acuerdos. Sólo un 8% usa el castigo para intentar cambiar las pautas negativas, la mayoría dice dialogar.

Tercer problema: las familias no ayudan al hijo con los estudios, no le imponen horarios racionales, no entienden la importancia de la constancia y desprestigian a los profesores. Un 19% de los padres considera que sus niños han de trabajar "demasiado" para seguir el ritmo marcado por la escuela y que no deberían tener tanta presión y mientras que un 43% se implica en tareas y exámenes en primaria, en la ESO es testimonial (¿porque ya son mayores? ¿porque no pueden ayudarles? ¿por los horarios?). Conclusión: los padres admiten (más de un 75%) que los hijos estudian menos de diez horas a la semana (incluyendo tiempo de deberes) en los cursos superiores.

Actualización: Un cuarto problema podría ser la desconfianza de los padres hacia el sistema educativo, plasmado en opiniones negativas varias y sobre todo, en el apoyo a la evaluación hasta la saciedad, como denuncia este interesante post

jueves, 21 de febrero de 2008

El tiempo de la clase

Considero muy importante cuidar el tiempo de la clase. Muchas veces suena el timbre y el profesor se queda casi a media palabra mientras los alumnos salen o le miran ansiosos por ver si se pueden levantarse, otras veces hay momentos muertos entre actividades que incitan a desconectar o armar follón, de repente se acaba una tarea y se comienza la del día siguiente sin que dé tiempo de presentarla adecuadamente, sólo por rellenar minutos, algún día hay que acabar un tema deprisa y corriendo porque se acerca el fin de trimestre... Por no hablar de la falta de puntualidad al empezar, y desgraciadamente he de incluir aquí a muchos profesores.

Yo siempre intento empezar mis clases con un saludo y explicando lo que haremos al princpio, para situarles, o bien con unos minutos de charla informal si veo que el ambiente lo requiere. Igualmente, procuro acabar la actividad unos dos minutos antes de la hora, cortándola si es necesario. Así puedo repasar brevemente lo que hemos hecho, poner deberes o dar algún aviso, anunciar cómo seguiremos el próximo día y sobre todo, despedirles.

¿Cómo organizáis el tiempo en vuestras clases? ¿Creéis que es un tema importante? ¿Os parece adecuada la duración estándar de una sesión (45-50 minutos?)

domingo, 17 de febrero de 2008

Colores, colores

Desde educación visual y práctica se puede liderar un proyecto que gire alrededor de los colores. Después de estudiarlos y experimentar con ellos, hay que ver qué asociaciones suscita cada uno (dividiremos la clase en grupos). Cada grupo deberá buscar fotografías donde aparezca ese color y tratar el tema asociado en otra asignatura. Incluyo algunos ejemplos.

Rojo: Amor, sin duda. Se puede trabajar en lengua, a través de la poesía, o en naturales, para hablar de atracción, sexualidad y cortejo animal.

Amarillo: El color de la luz. Es el momento de trabajar la energía, incluyendo medidas para su ahorro

Verde: La naturaleza es verde. Los pequeños cuidarán plantas, los mayores aprenderám sobre ecosistemas, se describirá un paisaje querido o se analizará en un cuadro famoso

Azul: El color del mar. En ciencias hay que estudiar los animales y plantas del mar, se puede hacer una salida al río y ver cómo se depura el agua o escribir relatos sobre viajes y aventuras en el mar

Marrón: Muchos alimentos tienen este color. La dieta equilibrada, recetas de cocina, platos de todo el mundo y reflexiones sobre el acceso a la comida esperan su turno

Rosa: ¿Color de niñas? El sexismo sigue muy presente en nuestra sociedad y los alumnos pueden detectarlo en los anuncios y combatirlo con dinámicas específicas, hasta diseñar su propia campaña

Púrpura: Antes era el color del poder, desde sociales volveremos la vista atrás para mirar quién mandaba en cada época y con los pequeños analizaremos qué papel jugamos cada uno en el grupo, a ver si alguien abusa de su posición

Naranja: Es un tono de advertencia y de cambio. ¿Qué quieren cambiar de sus vidas? ¿Y de los estudios? Los tutores ayudarán a establecer prioridades y horarios

Negro: Un color de muerte, presente en la literatura y el arte y de una forma más divertida en los monstruos variados. Los pequeños pueden dibujarlos y los mayores leer sobre ellos.

Gris: Una vida gris es aburrida, ¿qué hacemos para divertirnos? Desde clase el grupo que escoja el color puede pensar actividades para el patio o proponer salidas a dirección

Blanco: Ante un papel en blanco, ¿qué podemos hacer? ¿qué tema quieren tratar? Hay que dejar que los alumnos escojan parte de las actividades y trabajar los temas que a ellos les interesen, es mucho más motivador para todos

sábado, 16 de febrero de 2008

Formación del profesorado

No voy a hacer otro post lamentándome sobre la inutilidad del CAP, porque sólo le queda un curso de vida. Quiero hablar de la formación permanente, ésa que cuenta para los sexenios, ésa de la que carecemos según los informes permanentes, ésa que es perder el tiempo para mucho sesudo antipedagógico, ésa que imparten personajes que no han pisado nunca un aula o la han abandonado hace tiempo, ésa que lucra a entidades varias, ésa que puntúa en las oposiciones a base de intercambiar cuestionarios ya resueltos por Internet... Todos sabemos cómo es y creemos saber cómo debería ser: ligada al aula, adaptada a cada centro, gratuita, que permita niveles de reflexión diferentes y un largo etcétera.

¿Pero sobre qué es preciso que se forme un profesor? A mi parecer hay varias líneas fundamentales. La primera es la que tiene que ver con gestión de grupos. Incluyo aquí estrategias de control de aula, cursos sobre disciplina y habilidades sociales, dramatizaciones, sesiones para reformar el reglamento de centro, cursos de comunicación asertiva y demás. Son los que reclaman los profesores con problemas y los que más desprecian los experimentados.

Una segunda línea es la de actualización científica. Es la que promueven los colegios oficiales y asociaciones, a las que asisten sobre todo personas mayores o con vínculos con la universidad. Debería potenciarse mucho más, sobre todo los congresos específicos, el doctorado o los nuevos másters de investigación. Muchos profesores no hacen uno en su vida y se quedan con lo que aprendieron en la facultad y algún libro que se leen por mala conciencia.

La tercera se refiere a aspectos específicos, como programas o estrategias TIC, actualizaciones legislativas, particularidades autonómicas, proyectos europeos o similares. Nacen del interés del propio docente y están muy sujetas a modas.

Otra línea importante cubre todos los aspectos llamados tutoriales: educación en valores, interculturalidad, transversales, relación con las familias... Los profesores que asisten a estos cursos, que suelen exigir poco más que la simple presencia, ya están convencidos de la bondad de lo que en ellos se enseña y se ven como educadores, a diferencia de una larga cohorte de expertos que ponen más el énfasis en los contenidos.

El apartado de didáctica es el que suscita más acuerdo: todos queremos saber cómo mejorar la manera de dar clase en nuestra materia o nuestro grupo. Pero hay una enorme variedad de enfoques y muchos cursos son un conjunto de obviedades o propuestas utópicas que desmoralizan a los profesores. Los mejores son los que inciden en la llamada práctica reflexiva o los que provienen de un asesoramiento de centro, por estar ligados a la realidad concreta del aula. También suelen contar con gran éxito los que se basan en el intercambio de experiencias, aunque a menudo falla la base teórica que los sustenta y que permite que sean adaptables a otras realidades.

Por último hay un gran grupo de formación enfocada al profesor como persona y profesional, como puedan ser los cursos de programación de cara a oposiciones, las terapias antiestrés, cursillos de crecimiento personal o desarrollo artístico... A mi parecer estos cursos no deberían computar, pues están en una esfera aparte de la docencia directa.

¿Cuáles son las áreas que más os interesan? ¿Falta algún tema importante?

domingo, 10 de febrero de 2008

Problemas en el aula de informática

Hablando con compañeros sobre el uso de las TIC en el aula me comentaban los problemas que tenían en la sala de ordenadores. No es la primera vez que oigo esas quejas, que se pueden resumir en: a) los alumnos no atienden a las explicaciones, navegan por donde quieren, abren el Messenger y sitios que no deberían b) los alumnos meten virus, roban ratones, el material queda destrozado, faltan hasta cables c) a veces da la sensación de perder el tiempo, que es como ir a jugar, las lecciones no cunden igual que las del aula ordinaria d) no hay ordenadores para todos, a veces no funcionan o se cae la conexión a Internet, no siempre se puede ir al aula de informática porque está ocupada por otros grupos.




Los problemas del grupo A son de orden de aula. El profesor tiene que acostumbrarse a marcar los tiempos: ahora apagad la pantalla y girad las sillas, ahora mirad aquí, ahora haced este ejercicio, etc, igual que hace en la clase normal. Tiene que pasearse entre los ordenadores para comprobar que los alumnos navegan por donde deben, haciéndoles cerrar las aplicaciones como el Messenger (se ve simplemente mirando la barra de abajo donde lo minimizan cuando nos acercamos), hablando con ellos para que vean que hay un control. La rutina es parecida al aula de pupitres una vez se controla.


El B ya roza el gamberrismo, que se debe atajar en cuanto surge. Normalmente con un buen control de aula, no ocurren cosas graves y si se ve a algún alumno dañando ordenadores, se le avisa que deberá pagarlo de su bolsillo y normalmente se calma. No obstante, hay que contar con el deterioro normal de las instalaciones y algún "accidente", igual que pasa cuando rayan un pupitre, ensucian el pasillo o cosas así. Para los virus, si no hay un encargado en el centro, los profesores deberían turnarse para las labores de mantenimiento de la sala.


Para los problemas del tipo C, lo que hace falta es programar bien las clases y no ver esto de las TIC como una moda o una obligación, sino una herramienta útil y que permite trabajar de otra manera. Para ello sin duda hace falta más formación práctica de los profesores y un encargado de nuevas tecnologías con horas reales de dedicación y no depender sólo de voluntarismos. Y siempre hay que llevar una actividad de repuesto, por si surgen problemas del tipo D.



sábado, 9 de febrero de 2008

La competencia matemática


Una de las competencias básicas de la LOE es la competencia matemática. Está claro cómo trabajarla en las asignatura que usan números, como las propias matemáticas o las ciencias, pero puede no ser tan evidente cómo aparece en las demás asignaturas. Creo que tiene dos componentes, por una parte lo estrictamente matemático y por otro la lógica y capacidad de razonamiento.

Es esta segunda parte la que aparece en todas las áreas. Cuando se plantean enigmas que hay que resolver, textos que hay que interpretar y ejercicios de relación se usa la lógica. Igualmente pueden traerse al aula los pasatiempos de lógica a partir de frases o dibujos, en los que se trabajan varias competencias a la vez. Las tareas de escritura compleja requieren razonamiento y orden, igual que al manejar conceptos abstractos.

Y los temas matemáticos pueden aparecer en otras asignaturas: a través de biografías de científicos, de aplicaciones o relatos, de la historia de los números, de temas de economía cotidiana y de la omnipresente estadística, que sirve para documentar posturas ante un debate, ver la evolución de un fenómeno y su repercusión, aspectos que aparecen en textos y gráficos de diferentes materias

viernes, 8 de febrero de 2008

Fotos de premio

Me gusta trabajar con fotografías en el aula, es importante enseñar a los alumnos a leer las imágenes en este mundo, ellos dependerán de ellas mucho más que nosotros, aún educados casi exclusivamente con libros.

Acabo de ver las ganadoras del World Press Photo, algunas quizá no sean las más indicadas para llevar a clase pero son interesantes por su fuerza.

Cartas en clase

Las cartas son un excelente recurso didáctico que se puede trabajar en todas las áreas. Tipos de cartas que se pueden usar:
- cartas formales para buscar trabajo
- cartas a casa simulando un viaje
- cartas de personas que han migrado, y compararlas con testimonios reales
- cartas para decir cosas que no se pueden decir cara a cara
- carta a los periódicos para denunciar una situación
- carta describiendo la época actual o una que se estudie en historia, como si pudieran viajar a través del tiempo
- carta a amigos de otros países (los penpals de siempre, vamos)
- carta presentándose a la clase
- carta al director para hacer una petición de mejora (o al profesor)
- carta como diario de clase explicando las actividades y prácticas a un desconocido o amigo imaginario
- cartas entre compañeros para darse consejos
- cartas entrevistando a una persona a la que se admira
- cartas dirigidas a un famoso explicando quiénes son y por qué querrían conocerse
- cartas con invitaciones a los padres para asistir a reuniones o actos especiales (vendrán más que si es la carta oficial del centro)
- carta-juego con enigmas o problemas para resolver
- cartas grupales

El hecho de tener un destinario, exista o no, ayuda fijar las ideas y salen cosas que de otro modo quizá no aflorarían

jueves, 7 de febrero de 2008

Un buen profesor

El debate sobre lo que hace un buen profesor en el aula es antiguo. Cada uno tendrá su decálogo particular, aquí va el mío

1) Conoce su materia
2) Está al día: conoce las leyes, las experiencias de otros centros, las últimas tendencias pedagógicas, innova y se forma
3) Quiere a sus alumnos y cree que puede ayudarles a crecer
4) Le gusta su trabajo
5) Intenta relacionar los contenidos con la vida diaria y con otras asignaturas
6) Reflexiona sobre su trabajo, se autoeavlúa y trata de mejorar
7) Se muestra accesible y cultiva las relaciones con compañeros y alumnos
8) Se siente educador/a aparte de experto en un área, valora las actitudes
9) Posee un estilo propio que transmite en sus clases, aunque sabe adaptarse a las diferentes situaciones que se producen
10 ) Es capaz de improvisar y rectificar cuando la ocasión lo requiere

martes, 5 de febrero de 2008

Itinerarios y agrupaciones

Es un tema que no debería tratarse en el breve espacio de un post, pero quiero comentar los itinerarios que proponen algunos y las agrupaciones por niveles que se dan en muchos centros, de forma no oficial pero por todos conocida. Se basan en una serie de presuposiciones y falsos datos y pueden tener efectos contraproducentes.

En primer lugar suponen que la capacidad o el interés son algo fijo: hay alumnos que "no quieren estudiar", sin más, para siempre. Se les coloca una etiqueta que refuerza su rol, son adolescentes y las expectativas de los demás les afectan mucho.

Aparte supone juntar a los de peor nivel y comducta en un solo grupo, con lo que aumentan los problemas en esa aula o bien se baja descaradamente el nivel de exigencia y se les engaña con un falso título, eso sí, aconsejándoles que no sigan bachillerato y dejen a los que sí están integrados en el sistema. Más de un 15% de las notas depende del grupo, por mimetismo, como alertan los diferentes estudios. Privarles de modelos positivos no parece la mejor opción para que cambien y se motiven por los estudios.

La agrupación, además, no es inocente, pues responde en gran parte a los prejuicios de los profesores (y a motivos socioeconómicos). No en vano apenas un 53% de los profesores contestan en las encuestas oficiales que la diversidad es algo que enriquece el aula y que es positiva (en realidad serán muchos menos, por el temor a romper con el discurso aceptado).

Por último atenta contra los objetivos de la propia ESO: todos los alumnos deben estar preparados para acceder al mercado laboral o a estudios superiores con garantías. Evidentemente soy consciente de que el panorama actual no posibilita tampoco esta preparación y que hay aulas en las que es imposible dar clase. La solución, sin embargo, no puede pasar por agrupar por presuntos niveles al margen de la ley y luego pelearse por no aterrizar en esos grupos.

domingo, 3 de febrero de 2008

Oír y ayudar a otros países

Os paso más enlaces de páginas que visito habitualmente. La primera es un planeta de blogs de diferentes continentes, para no leer sólo lo que predomina en nuestro país o lo que seleccionan los Estados Unidos: Global Voices.

La segunda es una ONG con la que colaboro: Kiva. ¿Por qué me gusta?
- Porque prestas dinero, no lo regalas: es una ayuda para empezar negocios, no caridad sino justicia
- Porque el dinero va a particulares con nombres y apellidos, no a proyectos etéreos
- Porque fomenta que los receptores aprovechen la ayuda y sean ellos mismos quienes gestionen el dinero para hacerlo producir
- Porque permite llegar a diferentes partes del mundo desde Internet
- Porque es muy cómodo y fiable (me han devuelto el dinero varios prestatarios ya)
- Porque se basa en el sistema de los microcréditos, una pequeña revolución en sí misma

Los límites en el aula

Es frecuente aconsejar a los profesores noveles que pongan límites estrictos a los alumnos, que empiecen siendo duros para después relajarse. Esto no es tan fácil, sobre todo porque esos límites varían mucho en función de las normas del centro, del grupo y del propio carácter del profesor.

En algunos centros no se puede echar al alumno de clase, algo que considero absurdo. En otros rellenar un parte para imponer una sanción lleva tanto tiempo que pierde toda su eficacia. En algunos la sala de castigo es la biblioteca (no voy a entrar en la obvias connotaciones negativas que esto tiene para la lectura), en otros el profesor de guardia lo aguanta y en algunos simplemente se vaga por el pasillo.

Los alumnos miden al profesor, especialmente si es nuevo, para ver hasta dónde pueden llegar. Pero poner mala cara no basta sin más medidas. Por ejemplo hay que saber el poder real de sancionar, para jugar con eso: ¿pueden quedarse sin patio o venir antes a clase? ¿les puedo poner deberes? ¿hay que llamar a sus casas? ¿qué ocurre si acumulan sanciones? Un buen reglamento de centro contempla medidas eficaces para disuadir de las malas conductas. Lo ideal es que este reglamento se complemente con normas de aula pactadas con los propios alumnos, que así se esfuerzan más en cumplirlas.

Sin duda lo más importante, no obstante, es prevenir la situación donde se puedan cuestionar los límites: una buena relación fuera del aula, clases donde no haya tiempos muertos, un profesor que se mueve por el aula y que mira directamente a los que están a punto de descolgarse, una metología activa done ellos tengan que participar y hacer cosas, un nivel asequible y actividades variadas son las pautas obvias para mejorar el clima de la clase.

Entonces bastará con llamadas de atención para imponer esos límites, sin dejar pasar ni una o el límite pierde su eficacia.

sábado, 2 de febrero de 2008

De viaje

Presento un nuevo proyecto integrado, que gira alrededor del viaje. Parte de la motivación de actividades como las presentadas en al Atlas virtual, donde se pretende el conocimiento de diferentes lugares a partir de testimonios reales de alumnos.



Esos textos pueden complementarse en lengua con ejemplos de literatura de viajes de diferentes épocas y descripciones de lugares reales o ficticios (atención a entradas de blogs al respecto, como las recogidas en Anfrix). También se puede buscar información sobre lo que mencionen sus compañeros virtuales, como su país y costumbres.


Estos lugares se pueden situar en un mapa en geografía y realizar una especie de tour complementario al del atlas. En cada lugar los alumnos deben buscar qué lengua se habla, qué clima y relieve tienen y algún acontecimiento histórico destacado. Desde naturales se ilustran estos viajes con fotografías de diferentes paisajes y se habla del concepto de ecosistema. Si el tema se trabaja con los más pequeños, pueden diseñar una ruta y pensar en qué medios de transporte usarían para ir a cada destino.



El resultado es un viaje completo que se puede resumir en un documento final para colgar en la red, en formato blog o libro virtual.

viernes, 1 de febrero de 2008

La lectura: algunas confusiones

Todos estamos de acuerdo en la importancia de la lectura en la etapa escolar. En los primeros años, un niño aprende hasta 750 palabras simplemente leyendo libros; al final del bachillerato la diferencia entre un lector habitual y un alumno que no lee puede alcanzar hasta las 6000 palabras.
Pero a menudo en clase, sobre todo en secundaria, se producen algunas confusiones. No es lo mismo, por ejemplo, la comprensión lectora, la historia de la literatura y el fomento de la lectura. Evidentemente en todo texto se trabaja la comprensión y los clásicos pueden proporcionar gran placer, pero creo que debemos seleccionar mejor los textos y delimitar objetivos para no "matar" el gusto por la lectura con mil trabajos y obras inaccesibles o alejadas de los intereses de los alumnos.

Si se quiere mejorar la comprensión, me parece mejor usar textos breves y trabajarlos en clase, bajo las instrucciones del profesor. Estos textos pueden ser de ficción o no y es un ejercicio que debe hacerse en todas las asignaturas y no sólo en lengua, pues cada materia tiene unos textos específicos.


En cambio la lectura por placer debe ser más libre, para aficionar a los alumnos a los libros. Estoy en contra de los simples controles de lectura que pretenden fiscalizar si se ha leído algo a través de preguntas de comprensión (que a menudo pueden responderse sin haber abierto una página gracias a resúmenes en Internet o explicaciones de los compañeros).




Por contra, debe fomentarse el debate sobre la obra, expresar las opiniones, analizar su sentido y sugerencias en grupo. Algunas páginas nos ofrecen ideas para compartir después estas valoraciones, puesto que influirá mucho más la opinión de alguien como ellos que nuestras encarecidas soflamas